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Cardenal Eijk analiza el porqué de la descristianización de su país
24 - 09 - 2020 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros
¿Por qué un país como Holanda, podemos decir que está a punto de perder la fe? Es lo que analiza el Cardenal Willem Jacobus Eijk, Arzobispo de Utrecht, cuyos pensamientos se plasman en el libro entrevista “Dios vive en Holanda”, realizado en colaboración con Andrea Galli. (Fuente: Gaudiumpress)

Sandro Magister comenta algunas de las afirmaciones de esta obra en su columna Settimo Cielo. Magister también se pregunta como una nación con un catolicismo floreciente en los años 60 (el 12 por ciento de los misioneros católicos en todo el mundo eran holandeses) pudo llegar a una situación como la actual, en la que de una población con un total de 17 millones de habitantes, sólo 3 y 1/2 se declaran católicos, y de estos solo 150 mil va a misa los domingos. Es claro que las preguntas – y por supuesto las respuestas – sobre la descristianización de Holanda interesan a muchísimos, dada la generalización de este fenómeno en muchas partes. Mayoría parlamentaria hasta 1967 Constata el Cardenal Eijk que los partidos católicos y protestantes tuvieron mayoría en su país hasta el año 1967. En la década de los 80’s estos se fusionaron en el CDA, que se constituyó en la primera fuerza política, el CDA, la cual ocupaba un tercio de las sillas del parlamento. Como se ve ya hubo una disminución. Pero en la actualidad el CDA sólo tiene 27 sillas de un total de 150, y es un partido secularizado. En la raíz de la descristinianización de su patria, el Cardenal pone una crisis de fe al interior de la Iglesia. “Una de las intenciones del Concilio Vaticano II era que la Iglesia se abriera a la sociedad, lo que hizo, pero la sociedad por su parte no se ha abierto a la Iglesia. Al contrario, la expulsó de la vida pública. La Iglesia cayó entonces en una de las crisis de fe más profundas de su historia y no está hoy en la mejor posición para transmitir la fe a la sociedad. Muchos laicos y pastores están confundidos sobre el contenido de la fe. Sólo después de haber puesto la casa en orden, la Iglesia podrá volver a ser verdaderamente capaz de evangelizar el mundo”, afirma el purpurado. El Cardenal había apuntado que también en la raíz de la pérdida de fe está un mundo hiper-individualista, en el que el hombre no necesita de algo que los trascienda, como el reconocimiento de un Ser Supremo, o de una Iglesia que lo conecte con Él. Parece, que según el pensamiento del purpurado, esta ausencia de fe fruto del individualismo, también contagió a la Iglesia. Y se expresa sobre la posibilidad de cisma: “Muchos hablan del peligro de un cisma, pero yo creo que no. Más bien creo que lo que ya pasó con nosotros en Holanda pasará en muchas partes del mundo. Ha habido una recuperación silenciosa a través del cambio de generaciones. […] ¿Por qué, en última instancia, quién permanecerá en la Iglesia? Los sacerdotes y laicos de 1968, de aquellos años de desorden, con ideas ultra progresistas, casi se han ido. En Holanda han permanecido aquellos que creen, que predican, quienes tienen una relación personal con Cristo”. De acuerdo al Cardenal, este remanente se constituye en la semilla a partir de la cual se restaurará la fe ampliamente.