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Parolin: La ONU es hoy más necesaria que nunca
23 - 09 - 2020 - GENERALES -
“Durante los últimos 75 años, los pueblos del mundo han recurrido a las Naciones Unidas como fuente de esperanza para la paz y la armonía mundiales entre los Estados”, dice el cardenal Parolin, el Secretario de Estado del Vaticano, en el vídeomensaje emitido hoy ante las Naciones Unidas. (Fuente: Infovaticana)

Desde su reconocimiento como Estado Observador en 1964, la Santa Sede “ha apoyado y asumido un papel activo dentro de las Naciones Unidas”, dice Parolin, que comenta que los sucesivos Papas “han acudido a esta Asamblea General instando a esta noble institución a ser un “centro moral” donde cada país se sienta como en casa, donde la familia de las naciones se reúne y donde la comunidad internacional -en un espíritu de fraternidad humana y solidaridad- avanza junto soluciones multilaterales a los desafíos globales”. “La ONU ha llevado comida a los hambrientos, ha construido hogares para los que no lo tienen, se ha comprometido con la protección de nuestra casa común y ha hecho avanzar un mundo de desarrollo humano integral. La ONU se ha esforzado por defender los derechos humanos universales, que también incluyen el derecho a la vida y la libertad religiosa”, asegura el Secretario de Estado del Vaticano. “Ha habido desafíos y retrocesos, incluso contradicciones y fracasos”, ya que las Naciones Unidas “no son perfectas y no siempre han estado a la altura de su nombre e ideales”. La Organización de las Naciones Unidas, dice Parolin, “es hoy más necesaria que nunca para responder a las esperanzas inmaculadas de los pueblos del mundo”. Les ofrecemos la carta completa: Señor presidente, Me complace participar en esta reunión virtual de alto nivel para conmemorar el 75 aniversario de las Naciones Unidas y reiterar el apoyo de la Santa Sede a esta prestigiosa institución. Durante los últimos 75 años, los pueblos del mundo han recurrido a las Naciones Unidas como fuente de esperanza para la paz y la armonía mundiales entre los Estados. A esta organización han llevado el deseo de poner fin a los conflictos y las luchas, un mayor respeto por la dignidad de la persona humana, el alivio del sufrimiento y la pobreza y el avance de la justicia: una expresión de la expectativa subyacente de las Naciones Unidas de que esta organización no solo afirmaría los ideales sobre los que se fundó, sino que trabajaría con una determinación cada vez mayor para hacer de estos ideales una realidad en la vida de cada mujer y cada hombre. Desde su reconocimiento como Estado Observador en 1964, la Santa Sede ha apoyado y asumido un papel activo dentro de las Naciones Unidas. Los sucesivos Papas han acudido a esta Asamblea General instando a esta noble institución a ser un “centro moral” donde cada país se sienta como en casa, donde la familia de las naciones se reúne y donde la comunidad internacional -en un espíritu de fraternidad humana y solidaridad- avanza junto soluciones multilaterales a los desafíos globales. Como ha dejado muy claro la pandemia de COVID-19, no podemos seguir pensando solo en nosotros mismos o fomentando divisiones; más bien, debemos trabajar juntos para superar las peores plagas del mundo, conscientes de que la carga que soportan algunos afecta necesariamente a la humanidad y a toda la familia de naciones. Durante estos 75 años, la ONU ha protegido y servido al derecho internacional, promoviendo un mundo basado en el estado de derecho y la justicia en lugar de las armas y el poder. La ONU ha llevado comida a los hambrientos, ha construido hogares para los que no lo tienen, se ha comprometido con la protección de nuestra casa común y ha hecho avanzar un mundo de desarrollo humano integral. La ONU se ha esforzado por defender los derechos humanos universales, que también incluyen el derecho a la vida y la libertad religiosa, ya que son esenciales para la promoción muy necesaria de un mundo donde la dignidad de toda persona humana esté protegida y mejorada. La organización ha trabajado para poner fin a la guerra y los conflictos, para reparar lo que la violencia y las luchas han destruido y para traer a los lados opuestos de la mesa para que, juntas, la diplomacia y la negociación puedan triunfar. Ha habido desafíos y retrocesos, incluso contradicciones y fracasos. Las Naciones Unidas no son perfectas y no siempre han estado a la altura de su nombre e ideales, y se han perjudicado a sí mismas siempre que los intereses particulares han triunfado sobre el bien común. Las Naciones Unidas siempre necesitarán revitalizar el espíritu original para hacer propios los principios y propósitos de la Carta, en el contexto de un mundo cambiante. También existe la necesidad de que los diplomáticos aquí y los países que representan se comprometan siempre de nuevo con la abrumadora tarea de buscar el bien común de buena fe a través de un consenso y un compromiso genuinos.