Francisco en la Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación
01 - 09 - 2020 - PAPADOS - Francisco
El Papa Francisco dirige un mensaje a todos los cristianos con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebra hoy, 1 de septiembre, enmarcada en el Año Aniversario Laudato si’, tras cinco años de la publicación de la encÃclica. (Fuente: Zenit)
El mensaje del Papa en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación es un evento de apertura del Tiempo de la Creación, celebración ecuménica anual de oración y acción por nuestra casa común. En 2019, el Papa Francisco emitió su primer mensaje papal sobre este tiempo.
El tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 es “Jubileo de la Tierraâ€, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del DÃa de la Tierra, por lo que el Papa muestra su alegrÃa.
Cinco claves para el Jubileo
Francisco da cinco claves para vivir este Tiempo de la Creación como en la Sagrada Escritura, y habla del Jubileo como un tiempo sagrado para recordar, regresar, un descansar, reparar, y alegrarse.
En primer lugar, el Santo Padre llama a recordar que existimos sólo a través de las relaciones: con Dios creador, con los hermanos y hermanas como miembros de una familia común, y con todas las criaturas que habitan nuestra misma casa.
Asimismo, señala que el Jubileo es “un tiempo para volver a Dios, nuestro creador amoroso†y asegura que “no se puede vivir en armonÃa con la creación sin estar en paz con el Creador, fuente y origen de todas las cosasâ€.
Estilos de vida sostenibles
También este tiempo es para “descansarâ€, sostiene Francisco, encontrando “estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienenâ€.
En este sentido, la pandemia actual “nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sosteniblesâ€, comenta, por lo que “debemos examinar nuestros hábitos en el uso de energÃa, en el consumo, el transporte y la alimentaciónâ€.
Es “necesario†reparar la tierra, recuerda el Papa, quien invita a restaurar el equilibrio climático “puesto que estamos en medio de una emergenciaâ€. El PontÃfice insiste en que “se nos acaba el tiempo, como nos lo recuerdan nuestros niños y jóvenesâ€. Se debe hacer todo lo posible para limitar el crecimiento de la temperatura media global por debajo del umbral de 1,5 grados centÃgrados, tal como se ratificó en el Acuerdo de ParÃs sobre el Clima.
Por último, el Santo Padre anima a los cristianos a “alegrarse†de que las comunidades de creyentes se estén uniendo “para crear un mundo más justo, pacÃfico y sostenible†y porque, “en su amor, el Creador apoya nuestros humildes esfuerzos por la Tierraâ€.
A continuación, ofrecemos el Mensaje del Papa en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación.
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Mensaje del Papa Francisco
“Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el paÃs liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo†(Lv 25,10)
Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, en particular desde la publicación de la Carta encÃclica Laudato si’ (LS, 24 mayo 2015), el primer dÃa de septiembre la familia cristiana celebra la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, con la que comienza el Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, en memoria de san Francisco de AsÃs. En este perÃodo, los cristianos renuevan en todo el mundo su fe en Dios creador y se unen de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de la casa común.
Me alegra que el tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 sea “Jubileo de la Tierraâ€, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del DÃa de la Tierra.
En la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse.
Un tiempo para recordar
Estamos invitados a recordar sobre todo que el destino último de la creación es entrar en el “sábado eterno†de Dios. Es un viaje que se desarrolla en el tiempo, abrazando el ritmo de los siete dÃas de la semana, el ciclo de los siete años y el gran Año Jubilar que llega al final de siete años sabáticos.
El Jubileo es también un tiempo de gracia para hacer memoria de la vocación original de la creación con vistas a ser y prosperar como comunidad de amor. Existimos sólo a través de las relaciones: con Dios creador, con los hermanos y hermanas como miembros de una familia común, y con todas las criaturas que habitan nuestra misma casa. “Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano rÃo y a la madre tierra†(LS, 92).
Por lo tanto, el Jubileo es un momento para el recuerdo, para conservar la memoria de nuestra existencia interrelacional. Debemos recordar constantemente que “todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás†(LS, 70).
Un tiempo para regresar
El Jubileo es un momento para volver atrás y arrepentirse. Hemos roto los lazos que nos unÃan al Creador, a los demás seres humanos y al resto de la creación. Necesitamos sanar estas relaciones dañadas, que son esenciales para sostenernos a nosotros mismos y a todo el entramado de la vida.
El Jubileo es un tiempo para volver a Dios, nuestro creador amoroso. No se puede vivir en armonÃa con la creación sin estar en paz con el Creador, fuente y origen de todas las cosas. Como señaló el papa Benedicto, “el consumo brutal de la creación comienza donde no está Dios, donde la materia es sólo material para nosotros, donde nosotros mismos somos las últimas instancias, donde el conjunto es simplemente una propiedad nuestra†(Encuentro con el Clero de la Diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 agosto 2008).
El Jubileo nos invita a pensar de nuevo en los demás, especialmente en los pobres y en los más vulnerables. Estamos llamados a acoger de nuevo el proyecto original y amoroso de Dios para la creación como una herencia común, un banquete para compartir con todos los hermanos y hermanas en un espÃritu de convivencia; no en una competencia desleal, sino en una comunión gozosa, donde nos apoyamos y protegemos mutuamente. El Jubileo es un momento para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil.
También debemos volver a escuchar la tierra, que las Escrituras indican como adamah, el lugar del que fue formado el hombre, Adán. Hoy la voz de la creación nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural, a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida. La desintegración de la biodiversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo.
Particularmente durante este Tiempo de la Creación, escuchamos el latido del corazón de todo lo creado. En efecto, esta ha sido dada para manifestar y comunicar la gloria de Dios, para ayudarnos a encontrar en su belleza al Señor de todas las cosas y volver a él (cf. S. BUENAVENTURA, In II Sent., I, 2,2, q.1, concluido; Brevil., II, 5.11). La tierra de la que fuimos extraÃdos es, por tanto, un lugar de oración y meditación: “Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros†(Exhort. ap. Querida Amazonia, 56). La capacidad de maravillarnos y contemplar es algo que podemos aprender especialmente de los hermanos y hermanas indÃgenas, que viven en armonÃa con la tierra y sus múltiples formas de vida.
Un tiempo para descansar
En su sabidurÃa, Dios reservó el sábado para que la tierra y sus habitantes pudieran reposar y reponerse. Hoy, sin embargo, nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus lÃmites. La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!
Durante el Jubileo, el Pueblo de Dios fue invitado a descansar de su trabajo habitual, para permitir que la tierra se regenerara y el mundo se reorganizara, gracias al declive del consumo habitual. Hoy necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen. La pandemia actual nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles. La crisis, en cierto sentido, nos ha brindado la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vida. Se pudo comprobar cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar: el aire se ha vuelto más limpio, las aguas más transparentes, las especies animales han regresado a muchos lugares de donde habÃan desaparecido. La pandemia nos ha llevado a una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vÃnculos y proyectos generativos. Debemos examinar nuestros hábitos en el uso de energÃa, en el consumo, el transporte y la alimentación. Es necesario eliminar de nuestras economÃas los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructÃferas de comercio, producción y transporte de mercancÃas.
Un tiempo para reparar
El Jubileo es un momento para reparar la armonÃa original de la creación y sanar las relaciones humanas perjudicadas.
Nos invita a restablecer relaciones sociales equitativas, restituyendo la libertad y la propiedad a cada uno y perdonando las deudas de los demás. Por eso, no debemos olvidar la historia de explotación del sur del planeta, que ha provocado una enorme deuda ecológica, principalmente por el saqueo de recursos y el uso excesivo del espacio medioambiental común para la eliminación de residuos. Es el momento de la justicia restaurativa. En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los paÃses más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el COVID-19. También es necesario asegurar que los incentivos para la recuperación, que se están desarrollando e implementando a nivel global, regional y nacional, sean realmente eficaces, con polÃticas, legislaciones e inversiones enfocadas al bien común y con la garantÃa de que se logren los objetivos sociales y ambientales globales.
Es igualmente necesario reparar la tierra. Restaurar el equilibrio climático es sumamente importante, puesto que estamos en medio de una emergencia. Se nos acaba el tiempo, como nos lo recuerdan nuestros niños y jóvenes. Se debe hacer todo lo posible para limitar el crecimiento de la temperatura media global por debajo del umbral de 1,5 grados centÃgrados, tal como se ratificó en el Acuerdo de ParÃs sobre el Clima: ir más allá resultará catastrófico, especialmente para las comunidades más pobres del mundo. En este momento crÃtico es necesario promover la solidaridad intrageneracional e intergeneracional. En preparación para la importante Cumbre del Clima en Glasgow, Reino Unido (COP 26), insto a cada paÃs a adoptar objetivos nacionales más ambiciosos para reducir las emisiones.
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