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Obispos en Canadá exigen una mejor atención a los ancianos
20 - 07 - 2020 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

El 14 de julio, los obispos de Canadá emitieron una carta pastoral para expresar su preocupación por los adultos mayores que reciben una atención institucional inadecuada, situación que se ha exacerbado por la pandemia del coronavirus. (Fuente: Aciprensa)

La carta titulada “Todavía dan frutos en la vejez: una lección sobre el cuidado en medio de la pandemia COVID-19”, fue publicada el 14 de julio por el Comité Ejecutivo de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos.

En el texto, los obispos dijeron que muchas personas mayores enfrentaron dificultades durante la pandemia, sobretodo la negligencia y el aislamiento. Pese a ello, destacaron que esta crisis mundial también ha brindado una valiosa lección sobre la dignidad humana.

“La pandemia puede, de muchas maneras y para muchas personas, servir como un recordatorio importante de la dignidad inherente de la vida humana, su significado y lo que debería ser más importante en la vida”, señalaron.

“No importa el grado de aislamiento y privación que cada uno de nosotros haya experimentado hasta ahora en esta crisis, hay lecciones que aprender sobre la necesidad de coraje, determinación, esperanza y constancia”, agregaron.

Para los obispos, una de las lecciones importantes va especialmente a la generación más joven, pues “mucho antes del COVID-19, los ancianos y los discapacitados eran frecuentemente excluidos u olvidados, no solo por la sociedad en general, sino en muchos casos por sus comunidades religiosas e incluso por sus seres queridos”.

Alarmantemente, antes de la pandemia del coronavirus, los ancianos se han enfrentado a una deficiencia en el cuidado de su salud mental y física, así como a un desprecio por sus necesidades emocionales, espirituales y relacionales, lamentaron los obispos.

“Al inicio de la pandemia surgieron condiciones particularmente alarmantes en los centros de atención de ‘largo plazo’ e instituciones similares, que el gobierno y las autoridades sanitarias empezaron a notar”, señalaron.

“Muchos ancianos [de esos centros] soportaron semanas prácticamente en soledad para evitar contraer el virus incluso de los cuidadores, y muchos de ellos murieron sin la presencia de familiares o del soporte y la fuerza de los sacramentos de la Iglesia y el cuidado pastoral. Esto es desgarrador”.

Los obispos dijeron que según los reportes de los cuidadores y el personal militar que proporciona asistencia militar, el cuidado, la alimentación y las necesidades higiénicas estaban desatendidos y los espacios de vida eran insuficientes.

El problema se agrava por una dotación de personal inadecuada, que incluye muy pocos empleados, una capacitación deficiente, una compensación insatisfactoria y “muchos de ellos trabajaban en múltiples instituciones”, afirmaron.

La Comisión recordó las palabras del Papa Francisco en torno a la existencia de una “cultura de usar y tirar”, en la que la mayoría de veces, las personas mayores son descartadas, e hicieron hincapié en el papel crucial de la Iglesia para cuidar a los vulnerables, enfermos y ancianos.

Además, destacaron que en este momento problemático, la gente ha encontrado formas creativas de compartir la carga de la pandemia, lo que ha sido fuente de esperanza y una nueva oportunidad de generar conciencia actual sobre las limitaciones y perspectivas de la sociedad en torno a las necesidades de la humanidad.

“Esperamos que los canadienses ganen mayor conciencia sobre cómo nuestra cultura prioriza la libertad, los deseos y la elección de las personas, y lamentablemente, también tiende a descuidar los derechos y responsabilidades que promueven el bien común de la sociedad y la dignidad de cada persona, especialmente, los ancianos”, dijeron.

Para los obispos, “esto comienza con el respeto y la protección, en paz y justicia, de los derechos fundamentales e inalienables de cada persona humana, así como de su auténtico desarrollo y bienestar social en toda la comunidad”.

La Comisión también se refirió a la acción que deben tomar los ciudadanos a medida que las medidas de contención del virus se vayan flexibilizando.

Seguros de la presencia de Dios, los católicos “pueden avanzar con confianza, generosidad, gratitud y prudencia a medida que nuestros gobiernos y autoridades sanitarias aligeren el ‘bloqueo’ del Coronavirus. Esto implicará reevaluar nuestras prioridades, echar un vistazo honesto a nuestros valores y estilo de vida”, señalaron

En ese sentido, exhortaron a “dejarnos desafiar por el llamado del Señor y las necesidades actuales de nuestros hermanos y hermanas”, en especial de los adultos mayores.

“A medida que volvemos lentamente a un estilo de vida más normal, no olvidemos a los ancianos entre nosotros que todavía tienen tanta sabiduría para impartir, fe para compartir, historias para contar y alegrías para ofrecer”.

“Permítanos crear espacio en nuestros corazones, hogares, familias y comunidades para honrarlos y realmente cuidarlos en su debilidad y sus muchas necesidades. Demos la bienvenida a su talento único para construir un mundo que sea más humano, amoroso, generoso, indulgente y radiante con la gracia de Dios”, concluyeron.