La Iglesia, explica el obispo en su decreto, “está siempre llamada a encarar los cambios del contexto sociocultural en el que se inscribe”. Esto es lo que ha llevado al obispo de Sulmona, en los Abruzos italianos, a eliminar la figura del padrino en las ceremonias de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, por juzgarla una presencia que “resulta a menudo una especie de compromiso formal en el que queda poco visible la dimensión de la fe”.

Con frecuencia, incide el obispo, se eligen a los padrinos “con criterios y finalidades diversas (parentesco, amistad, intereses) sin considerar el papel específico que el padrino o la madrina está llamado a cumplir, esto es, transmitir la fe que, para después poderla testimoniar, antes debe vivirla en primera persona”.

“Además, las situaciones familiares complejas de tantas personas propuestas para ocupar este puesto hacen aún más delicada la cuestión”, sigue diciendo el decreto, que recuerda que el Código de Derecho Canónico, en lo que respecta a padrinos y madrinas, “señala la posibilidad, no la obligatoriedad, de su presencia, precisando que es un requisito para esta función “una vida conforme a la fe”, algo que también se subrayó en una nota de la Conferencia Episcopal Italiana en 2003.

Por último, Fusco señala que el decreto es fruto de “un proceso de discusión y diálogo compartido con sacerdotes, catequistas y laicos comprometidos en las comunidades parroquiales”.