La fecha estipulada para la romería, que ocurre todos los años y es toda una tradición en la Iglesia que peregrina en la Ciudad Eterna, es del 24 al 27 de agosto, y contará con la presencia del Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, el Cardenal Angelo De Donatis, y la organización de la Obra Romana de las Peregrinaciones (ORP).
Acción de Gracias a la Virgen
Tal como ha detallado la Diócesis romana en nota de prensa, la peregrinación será ocasión para dar gracias a Nuestra Señora por su protección y compañía durante el tiempo de confinamiento.
“Iremos a Lourdes a agradecer a la Virgen María y nos confiaremos una vez más a su protección materna”, señaló el Padre Remo Chiavarini, administrador delegado de la ORP.
Precisamente la Diócesis de Roma se ha confiado durante este periodo de crisis sanitaria al amparo de Nuestra Señora, ya que cada día del periodo de confinamiento obligatorio pidió a Ella su protección con las celebraciones cotidianas de las Eucaristías en el Santuario de la Madonna del Divino Amore.
(Ver: El Santuario de la Virgen del Divino Amor, la “salvadora de Roma”).
Regresar a los lugares santos
La romería también busca dar respuesta al llamado que hizo el Papa Francisco ante la crisis, de no encerrarse y salir de sí mismos.
Al respecto, ha señalado el Padre Chiavarini: “Hemos escuchado las palabras del Papa Francisco que nos ha invitado a dar fruto en este tiempo de crisis profunda, difusa en todos los países. Recordamos sus palabras: ‘Peor que esta crisis, solo existe el drama de desperdiciarla, cerrándonos en nosotros mismos’”.
Justamente, para dar un nuevo aliento a las comunidades y al espíritu misionero de la Iglesia, la Diócesis de Roma tomó la decisión, una vez bajaron las medidas de seguridad sanitaria, de regresar a los lugares santos, “donde es más fuerte la acción del Espíritu, y está la verdadera fuente de la Evangelización”, como se subraya en nota de prensa de la jurisdicción eclesial.
Momento de silencio y contemplación
Encontrarse en Lourdes significa, además, como ha señalado el administrador delegado de la ORP, “tener un momento de descanso, de silencio y de contemplación de la propia vida. Vivir una experiencia de verdadera espiritualidad para llegar a Jesús a través de la ternura de María”.
