"Lo que esto significa es que la Diócesis tiene prohibido vender la propiedad a un desarrollador que pudiera dar otro propósito a la propiedad", explicó Kevin Keenan, vocero del Obispo de Buffalo, Mons. Richard Malone. Hasta el momento las únicas alternativas viables económicamente que se habían encontrado para conservar la edificación significarían destinarla para un uso diferente del culto religioso. Esa posibilidad quedó cerrada tras el decreto.
Sin embargo, según la Diócesis, aún hacen falta de ocho a doce millones de dólares "no sólo para estabilizar el edificio sino para restaurarlo", lo cual plantea un reto enorme para la Iglesia local. "Es un dinero que la Diócesis ciertamente no posee", expresó Keenan a National Catholic Register. El problema de las parroquias ubicadas en varios sectores de la ciudad es que ya no tienen suficientes feligreses y carecen de recursos. Por este motivo es previsible que la Diócesis apele la decisión del dicasterio ante la Signatura Apostólica en la Santa Sede.
Por el momento, la comunidad parroquial de Santa Ana, ha conformado una organización sin ánimo de lucro que pretende recaudar los fondos necesarios para la recuperación del templo. Según Carol Robinson, una de las líderes del grupo anunció que llevarán a cabo una campaña a través de Internet y redes sociales, ya que el decreto de la Congregación para el Clero facilitará el apoyo a la iniciativa.
"Nuestra comunidad se ha apoyado en la fe fomentada en Santa Ana en tiempos de necesidad y ahora Santa Ana depende de nosotros". La feligrés motivó a todas las personas que han manifestado su admiración por la belleza del templo a colaborar. "Todos nosotros deberíamos trabajar en encontrar formas de reparar, restaurar y devolverle al templo su carácter de lugar de culto abierto, acogedor e inspirador".(Gaudium Press)