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La redefinición de sexo puede ser el fin de la libertad religiosa en EEUU
20 - 06 - 2020 - IGLESIA - América

El Senador por Missouri Josh Hawley, republicano, tomó la palabra en el Senado para condenar de forma clara y contundente la sentencia de la Corte Suprema, que esencialmente reescribió la ley federal, usurpando el poder del poder legislativo, con el fin de redefinir el significado de «sexo» en el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964. (Fuente: Infocatolica)

Hawley, que fue Fiscal General de Missouri desde el 2017 al 2019, y es el senador más joven de EE.UU, calificó la sentencia Bostock contra el Condado de Clayton (Bostock) como una «decisión sísmica» que cambia el alcance, el significado y el texto de la Ley de Derechos Civiles.

En la sentencia, 6 votos a favor y 3 en contra, la Corte Suprema cambió el significado de la palabra «sexo» en la ley federal para incluir no sólo el significado biológico tradicional del término -hombre y mujer- sino también la orientación sexual y la identidad de género, algo que el Legislativo nunca tuvo la intención de hacer y probablemente ni siquiera pudo haber imaginado cuando aprobó la Ley de Derechos Civiles.

El Juez Neil Gorsuch, supuestamente textualista (ndr:la postura de que la interpretación de un texto jurídico, especialmente la Constitución, debe hacerse de acuerdo con lo que significaba para los redactores originales) y originalista (ndt: la postura de que un texto jurídico debe interpretarse según su sentido objetivo más evidente, sin referencia a la intención de los redactores originales), se unió al ala liberal del tribunal y, de hecho, fue el redactor de la sentencia que refleja la opinión mayoritaria. El Presidente del Tribunal Supremo John Roberts también se unió a los liberales en el tribunal. El Juez Alito fue el autor de un texto radicalmente contrario a lo aprobado, al que se sumaron el Juez Thomas y el Juez Kavanaugh.

Efectos en todos los ámbitos

La decisión «tendrá efectos que van desde el derecho laboral a los deportes y las iglesias», advirtió Hawley. La Corte Suprema «hizo lo que este Congreso (ndr:Senado) ha declinado hacer durante años, que es cambiar el texto y el significado y la aplicación y el alcance de una legislación histórica».

El senador declaró que la decisión representa el fin del movimiento jurista conservador. Es decir, la posibilidad de interpretar las leyes desde el punto de vista conservdor. «Después de Bostock, ese movimiento tal como lo conocemos, tal como ha existido hasta ahora, ha terminado», se lamentó.

«Si el textualismo y el originalismo te dan esta decisión, si puedes invocar el textualismo y el originalismo para llegar a una decisión, a un resultado que cambia fundamentalmente el alcance y el significado y la aplicación de la ley estatutaria, entonces el textualismo y el originalismo y todas esas frases no significan nada absoluto», dijo Hawley.

«Y si esas son las cosas por las que hemos estado peleando -eso es por lo que pensé que habíamos estado peleando-, los que nos llamamos juristas conservadores, si hemos estado peleando por el originalismo y el textualismo y esta [decisión] es el resultado de eso, entonces tengo que decir que resulta que no hemos estado peleando por mucho», agregó el senador de Missouri. «O tal vez hemos estado luchando por mucho, pero el resultado ha sido exactamente lo contrario de aquello para lo que hemos estado luchando». Y advirtió que ello «marca un punto de inflexión para todo conservador».

De hecho, un editorial del Wall Street Journal advirtió el otoño pasado que la jueza liberal Elena Kagan estaba tratando de «atraer» a los jueces conservadores Gorsuch y Kavanaugh para que aceptaran su redefinición del textualismo.

«La mayor amenaza para la nueva Corte Suprema es el uso, o mal uso, del textualismo», explicaron los editores. «Si el simple significado binario de 'sexo' en 1964 como hombre o mujer puede ser redefinido [por el tribunal] para que encaje en la política cultural de hoy, entonces el textualismo como doctrina legal pierde su sentido. El juez Scalia podría decir que algo así tortura el lenguaje más de lo que puede soportar. El textualismo se convertiría en una herramienta más para que los jueces impongan su política en la ley basándose en cualquier uso creativo que el juez Kagan pueda conjurar para aplicarla».

Si hemos aprendido algo en la última década es que la izquierda hará todo lo posible por torturar el idioma inglés, redefiniendo palabras, declarando palabras antes benignas como silbatos para perros racistas y, lo más peligroso, usando los tribunales para reinterpretar el lenguaje de leyes de décadas de antigüedad.

«Durante la fase oral del procedimiento, [Kagan] buscó redefinir el sexo en el Título VII para que signifique más que la elección binaria de un hombre o una mujer», dijeron los editores del WSJ, y añadieron: «La Jueza Kagan es una astuta política de la Corte y su meta en casos políticamente significativos es atraer a uno de los jueces conservadores para que forme una mayoría liberal de 5-4».

«Su principal objetivo en los casos del Título VII es el Juez Gorsuch», predijeron acertadamente en noviembre. «Y por supuesto, en la fase oral, sugirió que podría estar de acuerdo con la nueva interpretación del sexo del Juez Kagan. En un momento dado dijo: "La evidencia textual está muy cerca, muy cerca, y no estamos hablando de cosas extra textuales"».

Kagan logró convencer a Gorsuch de que se uniera a la mayoría liberal para dar una novedosa y verdadera definición orwelliana de la palabra «sexo».

Hawley dijo que el movimiento jurista conservador siempre ha dependido, desde los años 70, de los religiosos conservadores para elegir a los que luego nombrarán y confirmarán a jueces conservadores. Lo que han buscado juntos de forma constante, dijo, ha sido «la protección de su derecho a la libertad culto, de su derecho a ejercer libremente su fe que la Primera Enmienda garantiza, del derecho a congregarse en sus comunidades, del derecho a llevar un modelo de vida conforme a lo que las Escrituras ordenan, algo que la Constitución protege absolutamente. Eso es lo que han pedido. Eso es lo que han buscado todos estos años».

«A esos religiosos conservadores, ¿cómo les afecta la decisión de la Corte? ¿Qué significará esta decisión, esta reescritura del Título VII? ¿Qué significará para las iglesias? ¿Qué significará para las escuelas religiosas? ¿Qué significará para las organizaciones benéficas religiosas?» preguntó.

Todos sabemos la respuesta a eso. Las iglesias, las escuelas religiosas y las organizaciones benéficas, se enfrentarán ahora a una avalancha de demandas -que probablemente perderán- exigiendo que alteren sus prácticas de contratación, sus enseñanzas religiosas, sus políticas de vestimenta, e incluso sus creencias fundamentales para satisfacer a los revolucionarios morales que se han apoderado de la cultura, y ahora, de la Corte Suprema.

Hawley se burló de la mención del tribunal a la libertad religiosa en una sola línea de la sentencia, que dice: «El cómo las doctrinas que protegen la libertad religiosa interactúan con el Título VII es asunto para casos futuros».

«Oh, no hay duda de que lo es», dijo. «Enormes preguntas. Y esperamos ansiosamente lo que nuestros súper-legisladores al otro lado de la calle en el edificio de la Corte Suprema, allí en el nº1 de First Street, legislen sobre esta cuestión. ¿Qué será de la libertad de contratación de la iglesia? ¿Qué será de las políticas de las escuelas religiosas? ¿Qué será del destino de las organizaciones benéficas religiosas? ¿Quién sabe? ¿Quién lo dice? Son preguntas para "casos futuros"».

«Se supone que los tribunales dejan la legislación en manos de los legisladores», dijo Hawley. «Por eso el Artículo III [de la Constitución] no da a la Corte Suprema de los Estados Unidos ni a ningún tribunal federal el poder de legislar, sino sólo el poder judicial de decidir sobre 'casos y controversias', no de decidir políticas».

Entonces Hawley constató un lamentable secreto a voces:

«Toda persona honesta sabe que las leyes en este país hoy en día, están hechas casi en su totalidad por burócratas y tribunales no elegidos», dijo. «No están hechas por este cuerpo legistlativo. ¿Por qué no? Porque este Cuerpo [legistlativo] no quiere hacer leyes, por eso. Porque para hacer una ley, hay que hacer una votación. Para poder votar, tienes que registrarla, y registrarla es ser responsable, y eso es lo que este Legistalitvo teme por encima de todo»

De hecho, tras la controvertida decisión del Tribunal Supremo del lunes, algunos republicanos respiraban con alivio. El senador Chuck Grassley, que dirigió la audiencia de confirmación de Gorsuch como presidente del Comité Judicial, parecía realmente aliviado de que el tribunal legislara desde el banquillo, relevándolo del duro y complicado trabajo de codificar los derechos de los LGBT en la Ley de Derechos Civiles.

«Es la ley del país. Y probablemente hace uniforme lo que muchos estados ya han hecho. Y probablemente anula la necesidad de que Congreso actúe», dijo Grassley.

Debería estar avergonzado. ¿Qué sentido tiene el Senado si los miembros admiten ahora abiertamente que prefieren dejar que la Corte Suprema haga la ley?

«Este cuerpo legislativo está aterrorizada de ser responsable de cualquier cosa en cualquier tema», observó Hawley. «¿Podemos sorprendernos tanto de que donde los legisladores temeb pisar, donde el Artículo I del Legislativo -este Legislativo que recibe el mandato de legislar por la Constitución- se niegan a hacer su trabajo, los tribunales se precipiten y los burócratas también? ¿Rinden cuentas al pueblo? No, en absoluto. ¿Tenemos algún recurso? No, en realidad no. Ahora, ¿qué debemos hacer? Ahora debemos esperar a ver qué dirán los superlegisladores sobre nuestros derechos en futuros casos».