CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
¿Sirve la ayuda económica exterior en los países pobres?
24 - 02 - 2014 - CULTURA - Economia

Un experto economista y profesor de la Universidad de Harvard califica de "disparates" las ayudas al desarrollo, que no consiguen paliar "la enorme brecha entre los países más ricos y los más pobres, uno de los mayores dilemas morales de Occidente"

La eficacia de los países occidentales con sus planes de ayuda al desarrollo en países pobres han sido cuestionados en numerosas ocasiones. De hecho, se puede asegurar que no ha habido ningún país que haya conseguido dejar atrás su situación de pobreza a través de este mecanismo tal y como se lleva a cabo en la actualidad.

Una excepción a esta realidad fue en su día la aplicación del Plan Marshall en Europa después de la II Guerra Mundial, que significó una ayuda al desarrollo muy particular, ya que se trataba más de reconstruir que de desarrollo.

Desde Europa, por ejemplo, durante muchos años se han concedido ayudas económicas a África conceptualizándolas como ayuda al desarrollo. Sin embargo, al mismo tiempo se les vetaban las exportaciones sobre todo a través de barreras no arancelarias, es decir de tipo sanitario, en los etiquetados, etc.

Al mismo tiempo, se les vendían excedentes que eran más baratos que los producidos en esos mismos países. Un ejemplo fue en su día la leche en polvo y otros productos lácteos, arruinando de esta manera la ganadería africana.

Detrás de todo esto hay un grave problema educacional para que los propios países que necesitan esa ayuda puedan conseguir un verdadero desarrollo. Así las cosas, cabe preguntarse si es mejor darles un dinero que no siempre llega a quienes realmente lo necesitan o facilitarles que puedan producir y vender sus propios productos.

Las tesis de Angus Deaton

En este sentido, Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y profesor de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard, exponía en un artículo publicado por el diario El País el pasado 26 de enero algunas cuestiones a tener en cuenta ante el fracaso de la ayuda exterior.

Rogoff hace referencia en su artículo a que "la enorme brecha entre los países más ricos y los más pobres continúa siendo uno de los mayores dilemas morales de Occidente" y a que este hecho "también supone uno de los mayores desafíos para la economía del desarrollo". Y, a continuación, se pregunta: "¿sabemos realmente cómo ayudar a los países a superar la pobreza?".

Para responder a esa pregunta menciona en su artículo el nuevo libro de Angus Deaton, de la Universidad de Princeton, The Great Escape: Health, Wealth, and the Origins of Inequality (El gran escape: salud, riqueza y el origen de la desigualdad), de donde se pueden extraer algunas cuestiones que explican el fracaso de la ayuda exterior.

Diez reflexiones

1. Una primera cuestión, como sugiere el propio Deaton, es que "demasiado a menudo, la asistencia occidental sirve para mitigar la culpa de los donantes más que para solucionar las dificultades de los receptores. Esto es especialmente cierto cuando la asistencia ingenua sirve para reforzar un statu quo disfuncional".

En este sentido, "cuestiona si la gran mayoría de la ayuda pasa la básica y decisiva prueba hipocrática: 'lo primero es no hacer daño'”.

2. Deaton considera en su libro que "para comenzar, evaluar e implementar políticas de ayuda requiere desarrollar herramientas para estimar con precisión dónde son más necesarias. Los economistas han desarrollado algunos indicadores útiles, pero son mucho menos precisos de lo que los políticos y los medios parecen creer".

3. Otro aspecto importante a tener en cuenta es "la medición del progreso en un mismo país a lo largo del tiempo. ¿Cómo podemos comparar los índices sobre el costo de vida en periodos distintos cuando nuevos bienes continuamente cambian dramáticamente los modelos tradicionales de consumo?", se pregunta.

"Consideren el impacto de los teléfonos móviles en África, por ejemplo, o de Internet en la India", añade.

4. A continuación critica "algunos de los enfoques más promocionados y de moda para mejorar la asistencia. Por ejemplo, el 'modelo hidráulico' de ayuda —la idea de que si sencillamente bombeamos más ayuda, obtendremos borbotones de resultados mejores—"

Señala que este planteamiento "ignora que los fondos a menudo son fungibles. Incluso si la ayuda está muy enfocada en, digamos, alimentos o salud, un gobierno sencillamente puede ahorrar en los gastos que de otra manera hubiera hecho y redirigirlos hacia otros sectores, como el militar".

5. Una quinta cuestión a destacar es que "existe un sorprendente paralelo entre los problemas causados por el ingreso de ayuda y la 'maldición de los recursos naturales' (o el 'mal holandés', otro nombre que recibe en occidente): los ingresos generados en un sector económico —habitualmente petrolero o mineral— hacen subir los precios en toda la economía (incluido el tipo de cambio) y eliminan la competitividad de otros sectores".

"Además, gran parte de esta ayuda se entrega en especie y por motivos estratégicos, a menudo, en apoyo de gobiernos ineficaces y cleptocráticos", subraya.

6. Bogoff recuerda también que "Deaton observa que, por lo general, los países occidentales se desarrollaron sin recibir ayuda", con la excepción del Plan Marshall al que hacíamos referencia.

7. Al mismo tiempo, el trabajo de Deaton "sostiene que quienes proporcionan ayuda deben ser extremadamente cuidadosos para evitar interferir con fuerzas políticas y sociales que, con el tiempo, pueden generar cambios internos orgánicos y, por tanto, más duraderos".

8. A continuación Bogoff plantea el enfoque "intelectualmente de moda" que "afecta a pequeñas pruebas aleatorias para examinar, digamos, la eficacia de los incentivos a la asistencia escolar o de campañas de vacunación".

"Este enfoque, ahora consagrado en los procedimientos del Banco Mundial, es muy poco útil para entender cómo ayudar a que un país se desarrolle más ampliamente", agrega.

"Los resultados suelen ser específicos para las circunstancias particulares de un país y no hay motivo para suponer que crecerán a escala cuando se los confronte plenamente con los problemas de gobernanza de un país en desarrollo", destaca.

9. A continuación, hace referencia a que "la gente de muchos países africanos parezca estar peor en la actualidad que en 1960", y que "tiene mucho más que ver con el despotismo y el conflicto interno que con la eficacia de los programas de asistencia".

10. Kenneth Bogoff hace una última reflexión sobre el trabajo y mensaje de Deaton, "fundamentalmente positivo", y concluye que "la asistencia y los consejos occidentales específicos pueden ayudar, pero los donantes deben prestar más cuidado a no interferir en los avances de los beneficiarios con su ayuda".