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Card. Turkson: Ennoblecer la memoria de George Floyd
03 - 06 - 2020 - IGLESIA - América

“La cuestión del racismo es que creamos diferencias en la diversidad, cuando debería ser un enriquecimiento”, manifestó el prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, cardenal Peter Turkson, entrevistado por Vatican News sobre las protestas antirracistas que se están extendiendo en los Estados Unidos. (Fuente: Aica)

“La cuestión del racismo es que creamos diferencias en la diversidad, cuando debería ser un enriquecimiento”, manifestó el prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, cardenal Peter Turkson, entrevistado por Vatican News sobre las protestas antirracistas que se están extendiendo en los Estados Unidos, tras el asesinato del afroamericano George Floyd.

Consultado sobre qué piensa de esta situación con referencia también al papel que puede desempeñar la Iglesia, el purpurado señaló que “esta es una protesta contra el racismo. Por cierto, se trata de un fenómeno social que no se limita a los Estados Unidos. Ha habido apartheid en Sudáfrica, un sistema de castas en otras partes del mundo y lo que se ha hecho a los aborígenes. Por lo tanto, se trata de un fenómeno social muy extendido”.

Y añadió: “Para nosotros, como Iglesia, esto va en contra de los fundamentos de nuestra concepción de la persona humana desde su creación. Somos creados a imagen y semejanza de Dios. Toda persona está imbuida de la dignidad humana que es preciosa a los ojos de Dios y que no le es conferida por ninguna persona humana. Y esto es lo que estamos llamados a hacer: simplemente reconocerlo y promoverlo”.

“Cuando surgen situaciones que van radicalmente en contra de la dignidad humana, que se oponen a ella o la matan, esto se convierte en una fuente de gran preocupación. Como Iglesia, queremos reafirmar la dignidad de todos los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios”.

 

La búsqueda de justicia
El cardenal Turkson señaló seguidamente que “el asesinato de una persona no sólo disminuye nuestra humanidad, nuestra familia humana, sino que es un grito a Dios para que nos escuche y nos haga justicia. Y si es un clamor por la justicia, es un clamor por una virtud muy alta”.

“La justicia es, de hecho, la reconstitución de las relaciones, la restauración de los vínculos. En una situación así, el grito de justicia es el grito contra lo que hiere a la hermandad, contra lo que impide que la hermandad exista”.

“Este es un problema muy amplio y extendido en la sociedad -continuó el prefecto- y, por lo tanto, ir a las raíces del racismo significa que tenemos que reeducar el sentido de humanidad, el sentido de lo que significa la familia humana. Compartimos la misma dignidad que Dios nos ha dado, a nosotros que fuimos creados a su imagen y semejanza. Y somos diferentes”.


No a la violencia, sí al perdón
Ante la pregunta de si la Iglesia comparte la posición del hermano del propio hermano de George Floyd que manifestó que la ira debe ser canalizada en una acción civil no violenta, el purpurado afirmó: “La Iglesia no puede evitar compartir la posición del hermano de George Floyd, y probablemente iría un paso más allá y añadiría a la llamada a la no violencia la llamada al perdón”.

“En la situación actual de la muerte de George Floyd, ninguna demostración, enojo o frustración lo traerá de vuelta. Sólo hay una cosa que puede ayudar a George ahora que se presenta ante Dios. Es el perdón para sus asesinos. Como lo hizo Jesús”.

“Por lo tanto, añadiría al llamado a la no violencia el llamado al perdón. Creo que así es como podemos ennoblecer la memoria de George Floyd”.

El cardenal Turkson concluyó haciendo una sugerencia a los obispos, sacerdotes, pastores y líderes de las diferentes comunidades estadounidenses a organizar actos ecuménicos e interreligiosos para reunirse a rezar. “Lo único que George Floyd necesita ahora mismo es la oración: la oración cuando se presenta ante Dios”, dijo el cardenal.

“Como Iglesia Católica, esto es lo que podemos hacer: rezar por George ahora. Y sería bueno si pudiéramos organizar un gran encuentro de oración para reunir a la gente. Les daría la oportunidad de expresar su ira reprimida, pero de una forma saludable, religiosa y que lleve a la curación”, concluyó.