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Catequesis higiénica, más clara e insistente que la religiosa
18 - 05 - 2020 - IGLESIA - Europa

La Iglesia española está haciendo un encomiable esfuerzo de información y comunicación sobre las condiciones higiénicas que regirán la ‘nueva normalidad’ sacramental, que contrasta poderosamente con la sordina con la que trata los asuntos del alma y la salvación eterna de los fieles que se les ha confiado. (Fuente: Infovaticana)

La eternidad es más larga que la vida más larga: no creo que haga falta un doctorado en Ciencias Exactas para advertirlo. Hasta un ateo entiende que uno está más tiempo muerto que vivo. La Iglesia, Esposa de Cristo, nos enseña que esta vida es una breve prueba en la que nos jugamos una eternidad de dicha junto a Dios o de tormento lejos de Él.

Por eso cuesta un tanto entender que nuestros pastores transmitan implícitamente el mensaje de que la supervivencia y la salud -a las que Cristo no parece darle demasiada importancia, por decir poco, en el Evangelio- son más importantes que la salvación eterna y la salud del alma.

Ya, ya sé que ningún prelado ha dicho tal cosa, ni podría sin que quedara automáticamente sin sentido su propia posición en el mundo. Pero en la vida real, en nuestra vida cotidiana, no juzgamos la importancia que los demás dan a las cosas solo o especialmente por lo que dicen, sino por lo que hacen, y especialmente por lo que repiten más a menudo, aquello sobre lo que insisten.

Tengo delante de mí una de las numerosas hojas que reparten las parroquias para advertir de los mandamientos higiénicos obligatorios para ir a misa en la nueva fase. Con dibujitos infantiles, naturalmente, y frases breves, de modo que puedo reproducirla entera en poco espacio. “Asistencia a misa en esta fase (se dispensa del precepto dominical). Usa siempre tu mascarilla. Lava tus manos con gel al entrar. Mantén la distancia social. Aforo limitado, siéntate en los lugares indicados. Si perteneces a población de riesgo, QUÉDATE EN CASA”.

Todo estupendo, porque la Iglesia y los católicos no son ciudadanos irresponsables que quieran contagiarse o contagiar. Pero echo de menos que, al tiempo que explican las condiciones higiénicas para asistir a Misa, hagan otro tanto con las condiciones espirituales para acercarse a la Sagrada Eucaristía. “Comulga solo si estás en Gracia de Dios”, por ejemplo. Porque, sin eso, sin saber bien el inefable milagro al que asistimos, ninguna de esas precauciones es necesaria porque no hay razones para participar en un ritual vacío.