Desde el 11 de mayo próximos se comenzarán a retomar las actividades en el país, y es el deseo de los obispos que ya el siguiente domingo, el decir el 17, se puedan celebrar misas dominicales con las debidas condiciones de protección de salud. Reapertura que creen los obispos no se deben regir por un límite numérico de personas admitidas a la eucaristía, sino por una "tasa de cupo" dada la diversidad del tamaño de las iglesias en cualquier lugar del mundo, lo que parece tener todo propósito, pues no es lo mismo cincuenta personas en una capilla de adoración que en la iglesia de San Sulpicio de París. "Una iglesia que acoge habitualmente 1.000 parroquianos podría así acoger 300, si la tasa decidida es de un tercio", explica a Aleteia el P. Thierry Magnin, secretario general de la Conferencia Episcopal Francesa.

Hoy hubo una tele-reunión del presidente francés con representantes de las diversas agrupaciones religiosas en Francia, donde surgió el análisis de las prácticas que serían adecuadas como medidas preventivas en las iglesias: ¿Los fieles deberían lavarse las manos antes y después de cada oficio? Deberían ser recibidos los asistentes con máscaras y desinfectantes a la entrada, o deberían estos traer los tapabocas puestos? Pero según informan ciertos medios, el presidente es reacio a abrir los templos tan tempranamente como lo quieren los obispos. Él preferiría a mediados de junio. En cualquier caso, se volverá a reunir el 11 de mayo con los líderes religiosos para discutir las condiciones de la reapertura.