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El 80% de los que son perseguidos por su fe hoy son cristianos
22 - 01 - 2020 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Lo advirtió el cardenal Kurt Koch en un artículo publicado en L'Osservatore Romano, en el que reflota el concepto de "martirio ecuménico" y afirma que no son perseguidos por ser católicos, ortodoxos, luteranos o anglicanos, sino por "ser cristianos". (Fuente: Valoresreligiosos)

“La fe cristiana es la religión más perseguida en el mundo de hoy. El ochenta por ciento de los que son perseguidos por su fe hoy en día son cristianos” advierte el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en un artículo publicado en el diario L'Osservatore Romano.

En el texto, con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el purpurado hace un repaso al trabajo ecuménico a lo largo de los siglos y rescata el concepto de "martirio ecuménico".

“Al final del segundo milenio y al comienzo del tercero, el cristianismo volvió a ser una Iglesia de mártires, en una medida sin precedentes”, afirma, y subraya: “Hoy en día los cristianos no son perseguidos por pertenecer a una comunidad cristiana específica, por ser ortodoxos o católicos, luteranos o anglicanos, sino por ser cristianos”.

El cardenal Koch fundamenta su artículo en la encíclica ‘Ut unum sint’, de Juan Pablo II, publicada en 1995 y en la que el entonces pontífice demostraba la importancia del compromiso ecuménico.

“El entonces cardenal Joseph Ratzinger, expresando su aprecio, señaló que con tal documento”, dice Koch, el Papa había logrado “con toda la fuerza de su pasión ecuménica despertar la urgencia de la búsqueda de la unidad de los bautizados en la conciencia de la Iglesia”.

Con Ut unum sint, apunta Koch, el Papa quiso “animar a los fieles a acoger la llamada a la unidad de los cristianos que el Concilio Vaticano II había lanzado con gran fuerza”. De esta manera, treinta años después de la conclusión del Concilio, “Juan Pablo II dirigió su particular atención a un fenómeno que, a su juicio, daba renovada energía a la exhortación expresada por el Concilio y que ponía a la Iglesia ante su deber de asumir y traducir en realidad concreta sus peticiones”.

Este fenómeno fue el “testimonio valiente de tantos mártires de nuestro siglo”, en el cual se incluía a miembros de otras Iglesias, no solo la católica. “En esto el Papa vio”, apunta Koch, “la prueba más significativa de que todo elemento de división puede ser superado y vencido con el don total de sí mismo a la causa del Evangelio”.

Koch, en su texto, recuerda que ya Juan Pablo II era consciente del “doloroso hecho de que, al final del segundo milenio y al comienzo del tercero, el cristianismo volvió a ser una Iglesia de mártires”. Y es que, tal como ha reafirmado Francisco en numerosas ocasiones, “los mártires de hoy son, de hecho, más numerosos que los que sufrieron persecución contra los cristianos en los primeros siglos”.

El purpurado señala que el ochenta por ciento de los que son perseguidos por su fe hoy en día son cristianos, convirtiendo a esta religión en la más perseguida en el mundo de hoy. “Para el Papa Juan Pablo II, es particularmente importante reconocer el hecho de que todas las iglesias y comunidades eclesiales tienen sus mártires”, apunta Koch. “Hoy en día los cristianos no son perseguidos por pertenecer a una comunidad cristiana específica, por ser ortodoxos o católicos, luteranos o anglicanos, sino por ser cristianos”, añade.

De esta manera, “el martirio es ecuménico y hay que hablar de un verdadero ecumenismo de mártires”. Sin embargo, a pesar de esta grave realidad, subraya que hay “un mensaje de esperanza”, según el cual “en una visión teocéntrica, los cristianos tenemos ya un martirologio común”, que muestra “cómo, a nivel profundo, Dios ha mantenido la comunión entre los bautizados en la exigencia suprema de la fe, manifestada por el sacrificio de la vida”.

“En el ecumenismo de los mártires”, continúa el cardenal, “Juan Pablo II ya reconoce una unidad fundamental entre nosotros los cristianos y alimenta la esperanza de que los mártires nos ayuden desde el cielo a redescubrir la plena unidad”. Así, “mientras que nosotros los cristianos y las Iglesias de esta tierra estamos todavía en una comunión imperfecta”, los mártires “en la gloria celestial viven ya en una comunión plena y completa”.

Sobre esto, el papa Francisco también ha subrayado la importancia del ecumenismo de los mártires “o, como él mismo lo definió, ecumenismo de sangre”. Es decir, que “los cristianos de hoy son perseguidos porque son cristianos”. “El ecumenismo de sangre nos presenta un gran desafío, resumido por el Papa Francisco con esta elocuente pregunta”, señala Koch: “Si el enemigo nos une en la muerte, ¿quiénes somos nosotros para dividirnos en la vida?”. “¿No es una lástima, entonces, que los perseguidores de los cristianos tengan a menudo una mejor visión ecuménica que los propios cristianos?”, añade. Y es que, los perseguidores “saben que los cristianos somos profundamente uno”.