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Viganò acusa ahora a Gänswein de controlar a Benedicto
17 - 01 - 2020 - PAPADOS - Benedicto XVI

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, hoy en La Verità encontraréis, según anunciado ayer, una intervención del arzobispo Carlo Maria Viganò sobre la figura y el estilo con el que mons. Georg Gänswein ha desarrollado, y continúa desarrollando, su papel de acompañante de Benedicto XVI. Mons. (Fuente: Infovaticana)

Viganò escribió esta reflexión hace dos días, en medio de la que parecía una desaprobación clamorosa por parte del monasterio Mater Ecclesiae -y especialmente de mons. Gänswein- de la obra que Joseph Ratzinger ha escrito con el cardenal Robert Sarah. Y teniendo en cuenta la enorme presión que probablemente el pontífice reinante, instigado por sus cortesanos, ha ejercido sobre todo este asunto y especialmente sobre mons. Gänswein, resulta evidente que las declaraciones y confidencias de este último han resultado ser falaces.

Recordemos la afirmación según la cual en el monasterio no habían visto la portada del libro (que en cambio el cardenal Sarah le mostró a Benedicto) o la negación de que el libro fuera escrito a cuatro manos (cuando la contribución de Ratzinger a la obra es fundamental, y en el libro se habla con frecuencia de “nosotros”). Por tanto, el retrato de mons. Viganò, que hablaba incluso en defensa de una persona tan transparente como es el cardenal Robert Sarah, y al que algunas declaraciones intentaron poner en dificultad, es ciertamente una ayuda para la comprensión del contexto de estos años de Iglesia. Os lo ofrecemos íntegro. Buena lectura.

§§§

Es el momento de revelar el control que, de forma abusiva y sistemática, ha ido ejerciendo monseñor Georg Gänswein sobre el sumo pontífice Pontífice Benedicto XVI desde el comienzo de su pontificado.

Gänswein filtraba habitualmente la información, arrogándose el derecho de juzgar él mismo si era o no oportuno hacérsela llegar al Santo Padre.

Puedo dar testimonio de que, cuando el papa Benedicto me convocó en audiencia el 4 de abril de 2011, pocos días después de haberle hecho llegar mi primera misiva (publicada después de manera abusiva en el transcurso de Vatileaks), le dije al pontífice: «No le hablaré de la situación de corrupción en la gestión de las Villas Pontificias puesto que presumo que usted ya conoce la nota al respecto, que le entregué a su secretario en vista de esta audiencia».

El Santo Padre, con total sencillez e inocencia, y sin manifestar sorpresa alguna, me dijo: «No, no he visto nada».

Doy fe, además, de otro hecho que demuestra que Mons. Gänswein controla las informaciones para el Santo Padre y condiciona la libertad de acción del mismo. En ocasión de la canonización de Marianne Cope y Kateri Tekakwitha, habiendo yo pedido por escrito al entonces prefecto de la Casa Pontificia, mons. James Harwey, ser recibido en audiencia por el papa, y al no haber recibido contestación alguna, acudí, el martes 23 de octubre de 2012, al propio prefecto, preguntándole el motivo por el que no había recibido respuesta a mi petición de audiencia.

Recuerdo perfectamente la circunstancia, puesto que mons. Harvey me sugirió participar en la audiencia al día siguiente, para poder así saludar personalmente al Santo Padre, junto a los demás obispos. Mons. Harvey me contestó con las siguientes palabras: «Gänswein me ha dicho: “¡Mons. Viganò es la última persona que debe acercarse al papa Benedicto!”». Después añadió que, al comienzo del pontificado, Benedicto XVI, indicando con el índice a Gänswein, exclamó: «¡Gestapo! ¡Gestapo!».

Esta actitud sin escrúpulos quedó en evidencia desde el principio del pontificado, incluso en la determinación con la que Gänswein consiguió alejar del papa a su preciada asistente e histórica secretaria Ingrid Stampa, que permaneció al lado del entonces cardenal Ratzinger, por deseo de este, durante más de una década después del fallecimiento de su hermana, María Ratzinger.

Es además un hecho conocido que, para huir del control total ejercido sobre su persona por Gänswein, el papa Benedicto acudía a menudo a su anterior secretario particular, mons. Josef Clemens, invitando a esos encuentros familiares también a Ingrid Stampa.

Hago esta declaración a raíz de lo afirmado en las últimas horas por mons. Gänswein a la agencia Ansa, que está en contradicción con lo que el mismo papa Benedicto escribió en el intercambio epistolar mantenido con el cardenal Sarah: se trata de una clamorosa y, a la vez, calumniosa insinuación hacia el Eminentísimo cardenal Robert Sarah, puntualmente desmentida por el mismo.