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El número de católicos coreanos crece, aunque desacelera el ritmo
16 - 01 - 2020 - IGLESIA - Asia

La diócesis de Suwon es la que registra el mayor incremento de fieles (+89,1%). Sin embargo, a nivel país, la tasa de crecimiento anual se ha desacelerado, con menos del 1%. El obispo de Daejeon comenta «la labor de la Iglesia para vencer el materialismo y la competencia egoísta». (Fuente: Infocatolica)

En los últimos 20 años, el número de católicos en Corea del Sur se ha incrementado constantemente, registrando un crecimiento del 48,6%, según publica el Instituto Pastoral Católico de Corea (CPIK). Si bien en el último tiempo el ritmo se ha desacelerado notablemente, la comunidad ha crecido, pasando de 3.946.844 de fieles en 1999, a 5.866.510, en el 2018.

De las diócesis surcoreanas, la de Suwon – muy próxima a la capital, Seúl, en dirección al sur – ha registrado el crecimiento más significatico, con un 89,1%. Le sigue Daejeon, en el centro de Corea, con el 79,6%. En el último escalón del podio se ubica Uijeongbu, al norte de la capital, con un 78,9%. De todos modos, cabe remarcar que el crecimiento anual se ha ido ralentando, y actualmente es menor al 1%. En los años 2000 y 2001, la población católica tuvo un crecimiento del 3,2% y del 3,9% respectivamente, antes de caer al 2% en el 2009. El dato pasó a ser del 1,7% en el 2010, antes de un breve repunte con un 2,2% en el 2014 – año en que tuvo lugar el viaje apostólico de Papa Francisco a la República de Corea; después, cayó nuevamente por debajo del 1% hasta llegar al 0,9%, registrado hace dos años.

Mons. You, obispo de Daejeon y presidente de la Conferencia Episcopla, explica a AsiaNews algunos factores que han contribuido al crecimiento de la diócesis de Daejon. «En el 2014 – cuenta – con ocasión de la VI Jornada de la Juventud Asiática, el Papa Francisco visitó nuestra diócesis. Cuando se recibe semejante gracia, uno debe darle un buen uso. Por este motivo, inauguramos el sínodo diocesano el 8 de diciembre del 2015, fecha que coincidió con el inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. El sínodo diocesano se prolongó por tres años y cinco meses; se concluyó el 27 de abril de 2019. Ha sido una ocasión para caminar todos juntos: sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y jóvenes. Caminar juntos y escucharse mutuamente, con humildad, siempre conduce al despertar de la fe y de la vida cristiana. Para la diócesis, el sínodo ha representado un camino de discernimiento comunitario del Espíritu Santo. Ha dado un nuevo impulso a los católicos locales, en su compromiso en la misión del anuncio del Evangelio».

«Más allá de los números – prosigue el obispo –, es importante que los fieles participen en la misa dominical y en los sacramentos, como la confesión. El período en curso ha sido muy desafiante. El 10 de enero pasado celebré la ordenación de nueve sacerdotes. Al mismo tiempo, me he ocupado de transferir más de 120, sumando párrocos y vice; en la diócesis de Daejeon, los primeros sirven en cada comunidad por cinco años; los segundos, por dos años. Antes de llegar a la nueva parroquia de destino, se los convoca a un coloquio personal, y conversan conmigo. En nuestra diócesis, cerca del 25% de los fieles participa regularmente en las celebraciones; el dato supera el promedio nacional por un 5%. En esto veo los frutos del sínodo diocesano».

Respecto a por qué tantas personas se acercan a la religión católica, Mons. You afirma: «El mundo de hoy es víctima del materialismo, la envidia, la competencia egoísta: cada uno piensa en sí mismo y quiere ‘triunfar’ sobre los demás. ¿Cómo puede esto traer paz y felicidad? Por el contrario, es necesaria una vida en comunidad, el amor recíproco como mandamiento nuevo. Caminando juntos se viven experiencias de fe, sin las cuales explicar la fe se hace difícil. Además, éstas llevan a la ‘vida cristiana concreta’, sobre la que tanto insiste el Papa Francisco. También es fundamental lo que ha subrayado el Santo Padre con ocasión de la Tercera Jornada Mundial de los Pobres, el 17 de noviembre: la importancia de buscar, de ir al encuentro de los necesitados, no una sola vez, sino con una continuidad; de interesarse en las necesidades del prójimo. Esto es muy beneficioso para la vida de fe de cada uno».

A la luz del crecimiento de la población católica, la Iglesia de Corea se dispone a asumir un rol cada vez más relevante en la evangelización de Asia, ofreciéndose como un importante apoyo a las comunidades de otros países. «Siempre tratamos de ayudar a los demás, porque al hacer esto también maduramos nosotros, al dar, recibimos más. La Iglesia coreana es muy consciente de la necesidad de salir del país, tanto en un sentido material como en términos de personas y misioneros, fidei donum. Continuaremos por este camino, seguiremos adelante y haremos cada vez más».