Estos mismos prelados solicitan también que se deje de considerar pecado o se ‘cualifique a la baja’ la contracepción, el amancebamiento, el llamado ‘cambio de sexo’ y otras prácticas defendidas por la cultura secular, según un comunicado de prensa.
No puede, después de la aprobación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, afirman, seguir considerando ‘pecado grave’ las relaciones sexuales de las parejas divorciadas con posteriores cónyuges civiles.
Las relaciones homosexuales, tradicionalmente denominadas como ‘pecado de sodomía’, no solo son siempre, en la doctrina tradicional inmutable desde el origen, pecado grave, sino que preceden con mucho al cristianismo en esa consideración. De hecho, el Antiguo Testamento las clasifica entre las cinco categorías de ‘pecados que claman la ira de Yahvé’. Un cambio de esa naturaleza de ningún modo podría hacerse pasar por un ‘desarrollo de doctrina’, que nunca puede contradecir o cambiar una doctrina consolidada previa, sino meramente ampliarla y perfeccionarla.