El Cardenal Dieudonné Nzapalainga, Arzobispo de Bangui, República Centroafricana, fue designado como representante del Papa Francisco en el encuentro y comentó la esperanza de los creyentes en la misericordia de Dios incluso bajo la persecución. "Somos prisioneros del mal y la Palabra de Dios dice que donde abunda el pecado, abunda la gracia", predicó el Cardenal. "Por eso decimos que el mal, la muerte o la violencia, no tienen la última palabra. La última palabra pertenece al amor, a la vida, a la reconciliación y al perdón".
El Cardenal afirmó que la Misericordia está íntimamente relacionada con la identidad misma de Dios: "Es este inmenso corazón de Dios mismo que se inclina ante la miseria de sus hijos". El purpurado comparó la difícil situación de los creyentes en Burkina Faso a la de los fieles en su nación. "Dos países sin litoral y sin acceso al mar. Tienen en común tierras sacudidas por una abominable furia mortal", se lamentó el Card. Nzapalainga. "La esperanza de un futuro pacífico se ve interrumpida. El trágico fuego mortal del terrorismo y los conflictos político-militares están sacudiendo a nuestros países". Sin embargo, hizo un llamado a no perder la esperanza en la misericordia de Dios y a llevarla a la práctica en la propia vida a través del perdón, el amor y la esperanza.

Por su parte, el Ministro de Administración Territorial, Descentralización y Cohesión Social de Burkina Faso, Siméon Sawadogo, quien asistió al Congreso en representación del Jefe de Estado, afirmó que "vuestro Congreso es una misericordia divina para nuestro tiempo. La presencia de más de 900 delegados de 19 países es interpretado como una expresión de cercanía de la Iglesia universal con los creyentes de Burkina Faso, víctimas de una preocupante oleada de atentados anticristianos.

Con información de Fides y OMP.