“Como pastores y ciudadanos iraquíes, y a la luz de nuestra responsabilidad a nivel histórico hacia este país civilizado -escriben los líderes cristianos- pedimos al gobierno adoptar medidas históricas y valientes”, que “sean realmente una ocasión de reforma”. La actual crisis, advierten, solo puede ser superada entablando “un diálogo cultural valiente y responsable”, que esté lo más alejado posible “del uso de la fuerza y de la violencia”, que no es de “ninguna utilidad para la nación”.

Anoche, los mayores hechos de violencia se registraron en Kerbala, la ciudad santa chií ubicada a 100 km al suroeste de Bagdad, donde algunos hombres encapuchados habrían disparado contra los manifestantes. Según los datos más recientes, el saldo se eleva a 18 víctimas y cerca de 865 heridos. A éstos últimos se suman las personas lesionadas en los enfrentamientos con la policía. Los testigos aluden a situaciones de violencia indiscriminada, mientras la cúpula de seguridad niega que se haya recurrido a la fuerza para aplacar las protestas.

Desafiando las advertencias del gobierno y de las autoridades, cada vez más estudiantes adhieren a la convocatoria. Un hecho que confirma el trasfondo marcadamente juvenil de las manifestaciones que protestan contra las dificultades económicas, la corrupción rampante y una desocupación que llega al 25%. Según varias fuentes, en la capital, los soldados actuaron encarnizadamente contra los jóvenes manifestantes y los golpearon una y otra vez con garrotes y cachiporras. Ayer, algunos de ellos recibieron la visita del cardenal Sako, según informó AsiaNews.

Los líderes cristianos se dirigen a “estos jóvenes hombres y mujeres”, que “representan el futuro de Irak”, por “sus protestas pacíficas” que “barren con las barreras sectarias” y resaltan “la identidad iraquí, que comparten” todos ellos. Piden “que Irak se vuelva una patria para todos, fundada en una sociedad civil y en el respeto del pluralismo”.

“Con el corazón lleno de esperanza -escriben - exhortamos a los manifestantes a mantener un tono pacífico en la protesta” y a no dejar que “nadie” cree fisuras en su interior ni alimente una deriva violenta, “atacando la propiedad pública y privada”. Al mismo tiempo, el gobierno debe “proteger” sus vidas y “su derecho” a manifestar públicamente sus opiniones. “Por último, dirigimos a Dios una oración -concluyen los líderes cristianos -, para pedir por las víctimas, tanto aquellas entre los manifestantes como en las fuerzas de seguridad, y una pronta recuperación de los heridos”.