El papa Francisco instó a los cristianos a no permanecer "indiferentes" y a poner en práctica la caridad ante los migrantes y refugiados del mundo, que suman 70,8 millones según cifras de ACNUR, y que son "víctimas de la cultura del descarte" de la sociedad.
"No podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante la miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. No podemos dejar de reaccionar", dijo el Papa.
"Como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante el drama de las viejas y nuevas pobrezas, de las soledades más oscuras, del desprecio y de la discriminación de quienes no pertenecen a "nuestro" grupo", añadió.
Francisco hizo estas consideraciones durante una misa que celebró en la plaza de San Pedro con ocasión de la Jornada Mundial de los Migrantes instituida en 1914 por la Iglesia católica. El incienso usado durante la celebración eucaristíca fue donado por la comunidad de Etiopía en Italia.
El lema de este año es "No se trata sólo de migrantes" y el pontífice explicó el significado durante la homilía: "El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera".
Además, el Papa pidió que se haga una reflexión "sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran".
En este sentido, manifestó que "las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo", pero ha denunciado que la fabricación de armas y su venta "se lleva a cabo en otras regiones que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que estos conflictos generan".
El pontífice advirtió a los cristianos del riesgo de convertirse en "ese hombre rico" del que habla el Evangelio, "demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro". Y señaló: "También nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad".
El Papa prepara un gesto simbólico importante para que el espíritu de esta Jornada permanezca durante mucho tiempo.
En el mensaje que el Papa escribió para preparar este día, subrayó que "no se trata solo de migrantes sino de nuestros miedos". Así manifestó que es "legítimo" sentir "temor" ante lo desconocido pero que "el problema está cuando estos miedos condicionan nuestro modo de pensar y de actuar hasta el punto de convertirnos en intolerantes, cerrados, y quizás, sin que nos demos cuenta, en racistas".
En julio de este año, el Papa celebró una misa por los migrantes que han fallecido intentado escapar del la violencia, el hambre o la miseria con ocasión del 6º aniversario de su viaje ala isla de Lampedusa. La localidad italiana se convirtió en puerta de entrada a Europa para los miles de inmigrantes que cada año intentan cruzar desesperadamente el Mediterráneo.
