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Nutrientes católicos: Misericordina (alma) y ahora Espirulina(cuerpo)
05 - 02 - 2014 - IGLESIA - Vida religiosa

No solo hacen hostias y velas. Las monjas contemplativas carmelitas de Amborovy, cerca de Mahajanga en Madagascar, han emprendido un proyecto de auto-sustento bastante original. Se trata del cultivo de la «espirulina», un alga que tiene preciosas propiedades médicas y energéticas, con la que desde hace un par de años las religiosas producen un complemento alimenticio.

 

 

Todo comenzó en 2010, cuando un benefactor les sugirió que cultivaran arroz. Sin embargo, las elevadas temperaturas de la zona y la falta de agua no hacían posible su cultivo, por lo que nació la idea de cultivar el alga preciosa, cuyas propiedades ya habían sido experimentadas en otras diócesis del país. «Ya conocíamos la eficacia de la espirulina -explica a Ayuda a la Iglesia Necesitada la madre priora Sor Odette-, cuyos efectos ayudan mucho a los enfermos, a los ancianos y, sobre todo, a los niños desnutridos».

 

El alga microscópica y con una enorme cantidad de proteínas (que ha sido bautizada como «oro verde» de Madagascar) fue descubierta por casualidad en una localidad en el sur de la isla, como indicó a AIN-Italia monseñor Roger Víctor, obispo de Mahajanga, durante una visita de algunos miembros de la fundación pontificia a su diócesis. «En este pequeño centro, la tasa de mortandad infantil era netamente inferior al promedio nacional. En Madagascar, desgraciadamente, muchísimos niños mueren debido a una grave desnutrición». Después de algunos estudios fue posible atribuir la extraordinaria particularidad de esta localidad a la presencia la espirulina. Así nacieron los primeros laboratorios en la diócesis de Morondaya, guisada por monseñor Fabien Raharilamboniana. El religioso fue el primero que, en 1999, encontró un acuerdo con una asociación francesa para el cultivo del alga.


«Seguras de obtener óptimos resultados -explica sor Odette- nos lanzamos a este proyecto que va más allá de nuestro sustento». Las religiosas, efectivamente, donan el complemento alimenticio a los niños y a las familias más pobres. Muchos médicos lo aconsejan el «oro verde» a los que no se pueden permitir comprar medicinas. «Gracias a la espirulina -añade la religiosa- los niños suben de peso aunque no coman suficiente arroz».

 

En Madagascar el 80% de la población vive con menos de un dólar al día y solamente el 15% de la población tiene acceso a las medicinas más necesarias. En las aldeas los niños todavía mueren por culpa de enfermedades perfectamente curables, y la isla se encuentra en el sexto sitio a nivel mundial por desnutrición infantil. Muchas familias no pueden curar a sus hijos por falta de dinero o por la falta de estructuras sanitarias cerca de sus viviendas. La Iglesia local es una de las pocas realidades que ayudan a la población. La presencia de los dispensarios católicos es esencial para llenar las grandes lagunas de la sanidad pública.

 

(NdR) El 18 de noviembre de 2013 al finalizar el habitual rezo del Angelus dominical, Francisco bromeó con los fieles. "Les quiero aconsejar a todos un medicamento. Algunos pensarán: ¿ahora el papa es farmacéutico?", dijo Francisco, mostrando un envase en el que se podía leer: "Misericordia, 50 gramos para el corazón". En efecto, en las pantallas gigantes se podía ver al Papa con una caja de medicinas blanca con una imagen roja en sus manos.

Visiblemente divertido y con la complicidad de los fieles, que le seguían el juego de manera espontánea, Francisco explicó: "Se trata de una medicina espiritual, llamada Misericordina. Viene en estas cajitas, que los voluntarios distribuirán a la salida de la plaza".

Con un rosario e indicaciones de uso en cuatro idiomas, ayer se distribuyeron entre los fieles 20.000 envases similares a los que mostró el Pontífice.

"Como medio de prevención se toma una vez por día, dice la posología, y en casos urgentes, tantas veces cuanto lo pida el alma. La posología es idéntica para niños y adultos", agregó el Papa.