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Mártir cristero, nuevo patrono de los laicos mexicanos
30 - 07 - 2019 - IGLESIA - América

Durante la CIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se votó por unanimidad declarar al Beato Anacleto González Flores como Patrono de los Laicos e instituir el tercer fin de semana de noviembre, en la fiesta de Cristo Rey del Universo, el Día del Laico. (Fuente: Infocatolica)

La asamblea de los obispos mexicanos comunicó que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha aprobado al beato, mártir, como Patrono de los Laicos mexicanos, a través de un decreto fechado el día 11 de julio.

Qué buena noticia. No se me podía ocurrir un ejemplo mejor, héroe peculiar de la Epopeya Cristera. Y digo héroe, no en el sentido mundano, que también, me refiero más la heroicidad con la que vivió las virtudes cristianas hasta el momento de su muerte, asesinado por las hordas laicistas. Una buena semblanza la da el P. Alfredo Sáenz, SJ, en el libro Arquetipos cristianos, publicado (y disponible on-line) en la Fundación Gratis Date. Y también la que publicó el P. Javier Olivera, especialista en la Cristiada mexicana.

Abogado, ávido lector y escritor, catequista, profesor de literatura, periodista, político, dirigente gremial, etc. Casado con Concepción Guzmán con quien tuvo tres hijos, de los que sólo dos sobrevivieron. Una persona de gran sensibilidad social –como se dice ahora— consecuencia de su gran amor de Dios.

Como dirigente católico dejó una impronta única en las filas de los jalicienses, que se vieron reflejadas por escrito en la revista Gladium que dirigía y que le valieron el ser condecorado por el Papa Benedicto XV con la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice.

Como cuenta el P. Javier:

Fue uno de los principales organizadores del boicot contra el gobierno laicista mexicano que llegó a casi paralizar Guadalajara y, siendo partidario inicialmente de la lucha pacífica, algunos quisieron ver en él la figura de un «Gandhi mexicano». Nada más lejos de esto; su lucha pacífica era el inicio del alzamiento y Anacleto no hacía otra cosa que seguir los pasos legítimos para la lucha contra la opresión gubernamental: de la lucha pacífica a la lucha armada (de hecho cuando debió portar armas, lo hizo sin escrúpulos).

Ya durante el conflicto armado se lo nombró Primer Jefe Civil de Jalisco, lo que hacía de él un blanco apetecible para la policía.

Su liderazgo moral, que hoy los obispos mexicanos formalizan casi un siglo después, le convirtieron en un objetivo a batir. El 1º de abril de 1927 los soldados callistas lo apresaron. Le interrogaron para que reconociese su papel en el movimiento cristero y para que delatase a los otros cabecillas y que facilitase la localización del obispo de Guadalajara:

—Dinos, ¿quiénes son los jefes de esa maldita Liga que pretende derribar a nuestro jefe y señor el General Calles?

—No existe más que un solo Señor de cielos y tierra. Ignoro lo que me preguntan (…).

Perdonó a sus captores y sus ejecutores. Y sus últimas palabras se convirtieron en acicate y ánimo para los mexicanos:

«General, perdono a usted de corazón; muy pronto nos veremos ante el tribunal divino; el mismo Juez que me va a juzgar, será su Juez, y entonces tendrá usted en mí, un intercesor con Dios (…). Vosotros me mataréis, pero sabed que conmigo no morirá la causa. Muchos están detrás de mí dispuestos a defenderla hasta el martirio. Me voy, pero con la seguridad de que veré pronto, desde el Cielo, el triunfo de la Religión y de mi Patria… Por segunda vez oigan las Américas este santo grito: ¡Yo muero, pero Dios no muere!¡Viva Cristo Rey!»

Los restos de Anacleto González Flores fueros trasladados, del panteón de Mezquitán al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Guadalajara. Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005 en el Estadio de Jalisco, junto con otros compañeros mártires por la misma causa.

Felicidades México por tan benemérito intercesor. Gracias obispos por la valentía de proponer a Anacleto como patrono de los laicos, un buen intercesor para los tiempos que están por venir.