A medida que se acerca el 30 aniversario de las protestas en la Plaza de Tiananmen, el Partido Comunista de China está utilizando tácticas autoritarias antiguas y nuevas para relegar a los cristianos. Los medios de alta tecnología que utilizan las autoridades chinas para controlar y observar a las religiones incluyen la vigilancia de reconocimiento facial y una aplicación para teléfonos inteligentes que clasifica la lealtad de los ciudadanos al partido único comunista.
Del mismo modo, a nivel local, los funcionarios del gobierno aún son manipulados con métodos similares a los utilizados hace 30 años para implementar la política de un solo hijo, en la que los funcionarios locales son presionados para obligar a sus mujeres a abortar, según declaraciones que recoge Catholic Herald del experto en China Steven Mosher.
Los funcionarios locales del gobierno son castigados si sus superiores encuentran evidencias en ellos de expresión religiosa no autorizada en las áreas bajo su control a través de un sistema de “contrato de responsabilidad laboral”, explica Mosher.
“Lo que dice el contrato es que debes hacer cumplir las nuevas restricciones sobre el comportamiento religioso. No se puede permitir que los niños menores de 18 años asistan a servicios religiosos. No puedes permitir que se lleve a cabo ninguna reunión religiosa no autorizada. Si lo hace, se encuentra a la gente presente y pueden arrestar a los líderes”, dijo Mosher, presidente del Instituto de Investigación de la Población.
Los cambios en 2018 dentro del gobierno chino cambiaron el control directo de todos los asuntos religiosos en China al Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista Chino, una agencia encargada de asegurar que los grupos fuera del Partido Comunista chino: las minorías étnicas como los budistas tibetanos, los musulmanes de Xinjiang, los activistas de la democracia de Hong Kong y la Asociación Patriótica Católica, están siguiendo las líneas que marca el partido único.
Controlar con “armas mágicas”
El presidente chino, Xi Jinping, calificó al Departamento de Trabajo del Frente Unido como una de sus “armas mágicas”, utilizadas para controlar.
“Los funcionarios locales han recibido luz verde para perseguir intensamente a la iglesia local y la iglesia patriótica no estará exenta“, sostiene Mosher. “Ahora sabemos que se están destruyendo iglesias patrióticas, no solo iglesias subterráneas”. La provincia de Hebei tendría 24 iglesias en las aldeas actualmente en proceso de destrucción.
En septiembre de 2018, el Vaticano firmó un acuerdo provisional con el gobierno chino sobre el nombramiento de obispos, destinado a unir a los aproximadamente 12 millones de católicos de China que desarrollan su fe en iglesias clandestinas y registradas.
Los términos de este acuerdo entre China y el Vaticano no se han hecho públicos, algo que Mosher considera que se ha usado contra los católicos que viven en China.
“El problema con cualquier acuerdo secreto es que cualquiera de las partes puede tergiversarlo sin costo alguno porque no hay nada con qué comparar sus declaraciones”, afirma.
