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Tierra Santa: singular personalidad deja el episcopado
01 - 02 - 2014 - IGLESIA - Asia

El metropolitano melequita, ciudadano israelí, paladín de la reconciliación entre judíos y palestinos, se retira del gobierno de la diócesis antes del plazo “canónico”.Paladín de la no violencia, candidato en tres ocasiones al Premio Nobel de la Paz, elegido “hombre del año” en 2011 en Israel, Chacour siempre ha trabajado para reconciliar a los “hermanos de sangre” judíos y palestinos, a pesar de no haber dejado de criticar las políticas del Estado de Israel.

Le faltaban por lo menos 10 meses para alcanzar la edad de de jubilación de los 75 años. En cambio, anticipándose a los plazos, Elías Chacour ya se ha convertido en obispo melequita “emérito” para Nazaret y toda Galilea. El Papa (según informó el boletín vaticano del pasado 27 de enero) aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la Archieparquía de Akka de los greco-melequitas presentada por Chacour «en conformidad con el can. 210 del Código de los Cánones de las Iglesias Orienales», que regula la renuncia al episcopado por haber cumplido 75 años, por enfermedad o por «otras causas graves». La noticia de su retiro ha creado discusiones en la Tierra Santa y entre los medios israelíes. Debido a la conocida singularidad del personaje, y por las preguntas que surgieron alrededor de algunos aspectos anómalos que parecen caracterizar el paso de la estafeta. Empezando por el hecho de que quien administrará “pro tempore” la arquidiócesis no será un sacerdote o un obispo melequita, sino el obispo maronita Moussa El-Hage, que pertenece a otra Iglesia oriental en comunión con el Papa y con la Sede apostólica. Signo, según sostienen algunos, de que la decisión llegó tan sorpresivamente que no hubo tiempo para encontrar a un sucesor.


Elías Chacour es un personaje muy conocido incluso fuera del Medio Oriente desde hace mucho tiempo y por diferentes motivos. Ciudadano israelí, árabe cristiano, siempre ha trabajado por la reconciliación entre judíos y palestinos en Israel. Nació en una aldea de la alta Galilea bajo el mandato británico, vivió la experiencia de las poblaciones palestinas expulsadas de sus territorios cuando nació el Estado de Israel. Prófugos en su tietta, él y sus familiares se convirtieron en ciudadanos israelíes en 1948. Narró en su libro “Hermanos de sangre” (publicado en más de 30 lenguas) los casos –incluso dramáticos– que vió y atravesó durante su infancia y su juventud, además de los compromisos pastorales asumidos como sacerdote.


Chacour estudió en Nazaret y en París, y después se concentró en sus estudios bíblicos y talmúdicos en la Hebrew University de Jerusalén, en la que fue el primer árabe en obtener una licenciatura. Como sacerdote, hizo nacer y crecer durante décadas instituciones de educación superior y universitaria para garantizar a los jóvenes árabes las adecuadas oportunidades educativas; con el tiempo éstas se convirtieron en un precioso ámbito de integración entre los diferentes elementos de la sociedad israelí. Una comunidad educativa en la que conviven musulmanes, israelíes, cristianos y drusos.


Paladín de la no violencia, candidato en tres ocasiones al Premio Nobel de la Paz, elegido “hombre del año” en 2011 en Israel, Chacour siempre ha trabajado para reconciliar a los “hermanos de sangre” judíos y palestinos, a pesar de no haber dejado de criticar las políticas del Estado de Israel. El arzobispo melequita siempre ha distinguido la esperada integración de los intentos de asimilación que pretenden diluir o marginalizar la identidad de la población árabe. La fama del personaje fomentó una cacería para identificar algún aspecto vergonzoso relacionado con su retiro del gobierno de la arquidiócesis. Algunos medios israelíes lo han vinculado con las acusaciones de molestia sexual en contra de Chacour por parte de una maestra que fue despedida. En octubre del año pasado el arzobispo fue detenido por la policía, que lo interrogó durante horas y al final lo liberó bajo fianza. En ambientes eclesiales no se da ninguna credibilidad a aquellas acusaciones, que fueron rechazadas eficazmente por el mismo Chacour durante los interrogatorios. También se trata de encontrar el motivo de su renuncia en las divisiones intra-eclesiales, en las difíciles relaciones entre el arzobispo y su clero o con otros obispos melequitas, e incluso en problemas sobre la gestión de los recursos financieros. Mientras tanto, los admiradores de Chacour sostienen que el disgusto que se desencadenó en su contra en algunos ambientes eclesiales tiene que ver con la envidia.


Lo que es cierto es que Elías Chacour siempre ha afrontado de forma directa el problemático argumento de la condición de los cristianos árabes ciudadanos del Estado de Israel. Un punto delicado que ha provocado propuestas controvertidas. Como las que sostiene el parlamentario israelí Yariv Levin, vocero de la actual coalición de gobierno, según quien los cristianos palestinos «no son árabes». En una entervista con el periódico “Maariv”, Levin se dijo a favor de medidas legislativas que introduzcan discriminaciones “positivas” para los cristianos palestinos, que se verían favorecidos con respecto a los palestinos musulmanes. «Para empezar», dijo el político israelí, «ellos podrán tener una representación propia en los consejos municipales y de gobierno». Entre las propuestas que sostiene Levin también está la de permitir que los bautizados palestinos se definan como «cristianos» y no como «árabes cristianos» en los documentos de identidad. Estas y otras medidas, según Levin, servirían para que los ciudadanos cristianos estén más cerca del Estado judío.(Vatican Insider)