Bajo fuertes medidas de seguridad, una parroquia rural en el este de Sri Lanka hizo una excepción al cierre de templos decretado a causa de las amenazas terroristas en el país para celebrar la primera Eucaristía abierta a la participación de los fieles después de los atentados de Pascua. Significativamente, la celebración correspondía a un notable signo de esperanza en medio de la peor oleada de violencia religiosa en el país: una ordenación sacerdotal.
La celebración ya había sido programada y las invitaciones hechas antes de los trágicos hechos del 21 de abril, cuando terroristas radicales islámicos atacaron con explosivos a templos y hoteles dejando un saldo de más de 250 muertos. A pesar de que los templos fueron cerrados para prevenir nuevos ataques, las autoridades organizaron un fuerte operativo de seguridad para proteger la parroquia y permitir la celebración.
"La gente quería celebrar la Eucaristía, ellos querían participar en esto, pero ellos, e incluso yo, teníamos miedo", reconoció el P. Norton Johnson en declaraciones a medios de comunicación tras asistir a la Eucaristía. Naturalmente, las expectativas de asistencia se hicieron más modestas, ya que originalmente se esperaban unos tres mil fieles y 200 sacerdotes. 80 presbíteros impusieron las manos sobre el ordenando y cientos de creyentes transformaron el ambiente de luto dejado por los ataques con sus himnos y oraciones.

El operativo de seguridad involucró a más de 300 militares y 60 policías que revisaron cuidadosamente todos los vehículos y personas. La región donde se ubica el templo es limítrofe con una zona musulmana y se encuentra cerca del lugar donde uno de los sospechosos de ser autor intelectual de los ataques, Zahran Hashim, realizó sus llamados a la guerra en contra de los cristianos.