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Cristianos de Marruecos aguardan la llegada del Papa
28 - 03 - 2019 - INTERRELIGIOSO - Otros

"íTenemos suerte, el Papa viene a África!, expresan, mientras en Rabat ultiman los detalles para la visita del pontífice, prevista para este fin de semana. Un viaje que pondrá el foco en el diálogo con el Islam y los migrantes. (Fuente: Valoresreligiosos)

A la entrada de la catedral de Rabat, una multitud de boleto para ver a papá Francisco, fin de semana durante su visita a Marruecos, donde reside una comunidad católica diversa y cosmopolita.

"¡He aquí, suerte, el Papa viene a África! Va a reagrupar a las comunidades que vendrán de todos los horizontes de un país musulmán. Es algo extraordinario", dice Ernould Kumba, de 27 años, originario de la República del Congo.

En este primer domingo de Cuaresma, una multitud compacta en la nave central. Vea también algunos rostros blancos, de turistas o "expatriados", como el padre Daniel llama a los europeos que vinieron a trabajar o disfrutar de su jubilación bajo el sol de Marruecos.

Todos los demás vienen de diferentes países africanos para estudiar, ganar la vida o tratar de llegar al continente europeo.

"Entra un nuevo aliento, nunca he visto una iglesia tan joven, con un promedio de edad entre 30 y 35 años", se entusiasma el padre Daniel, párroco de la catedral de Rabat.

Marruecos cuenta con entre 30.000 y 35.000 católicos, aproximadamente 10 veces menos que en el momento de su independencia, en 1956. Durante la colonización española y francesa había unas 200 iglesias católicas en el país, aunque ahora apenas restan 44.

Esas iglesias fueron rescatadas del abandono por subsaharianos que llegaron en dos grandes oleadas: los estudiantes de los años 1990, fueron atraídos por el sistema de becas universitarias, y los inmigrantes de la última década, que viven en vivo el sueño de llegar a Europa.

"Julienne, Costa de Marfil. Jason, Guinea Bisáu. Bienvenue, Benín. Yvette, Gabón, Jean-Pierre, Guinea ..." Los 42 futuros bautizados son los mismos que avanzan por la nave central son todos los subsaharianos.

"Ustedes vienen de todos los pueblos y de todos los países", dice Monseñor Romero, el obispo de Rabat, con un fuerte acento español. Los integrantes del coro usan vistosas togas negras y blancas mientras cantan con fuerte ritmo africano antes de la lectura de un texto en portugués y de un Padre Nuestro en árabe.

"Es un placer en una iglesia tan viva y tan llena", dice Florencia, una parisina católica de 37 años, quien está de visita en Rabat.

Mientras tanto, Lizzie, de 20 años, se prepara con el fervor para su bautismo. Esta "estudiante de la época" no era muy creyente "cuando vivía en Abiyán, pero" todo está bien "desde que llegó a
Marruecos a estudiar derecho. "Las cosas aquí no son fáciles pero la fe es una gran ayuda", cuenta.

Una lectura mencionó la "miseria, el dolor y la opresión" de los pueblos nómadas expulsados ​​de Egipto. Los fieles escuchan con atención, ya que muchos viven las dificultades del exilio y la iglesia para "crear una hermandad", como comenta el también marfileño Jean-Baptiste.

"¿Quiénes son?", Dijo Cyrvine, de 24 años, un congoleño que canta en el coro y espera ", dijo Cyrvine, de 24 años, un congoleño que canta en el coro y espera" con impaciencia "la llegada de francisco".

"La presión está aumentando", dijo Ernould Kumba, responsable de los ensayos del coro.

El Papa fue invitado por el rey y el "comandante de los Creyentes" Mohamed VI para una visita en el marco del "desarrollo del diálogo interreligioso", de acuerdo con una nota oficial publicada por las autoridades marroquíes.

Para el obispo de Rabat, "es una ocasión única" de mostrar que "valoramos más que nos une que lo que nos divide".

"Recibir a papá es una prueba de apertura para un país musulmán", dice Javier, un francés de 45 años que se define como "budista" y acudir a la iglesia para acompañar a una amiga.

Mohamed, un marroquí de 70 años que se ha convertido en un catolicismo en 2016 reconoce que "es verdad que, comparado con otros países árabes, tenemos una cierta libertad".
El hombre explica que se trata de una causa de "los sermones del padre Rachid", hijo de un imán de Marruecos.

"No es tan fácil, pero yo no me escondo", dice Mohamed con orgullo. La parroquia, sin embargo, evita destacar a los fieles locales porque "es un asunto sensible".

Según la Constitución de Marruecos, "el Islam es la religión del Estado, que garantiza el libre ejercicio del culto", aunque el Código Penal sanciona el "proselitismo" con la pena de entre seis meses y tres años de cárcel.