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Revelan concepto de Pio XII acerca de Hitler
29 - 01 - 2014 - PAPADOS - Otros

Según ha revelado The American Catholic, Alfred W. Klieforth, Consul general de Estados Unidos en el Vaticano, mantuvo una conversación con el papa Pío XII sobre la figura de Hitler. En el informe posterior a la charla, Klieforth transmitió que Pío XII «consideraba a Hitler no solo como un canalla, indigno de confianza, sino como una persona intrínsecamente cruel.». Interesante relato de la primera comunicacion del Pontifice con el regimen nazi.

 El informe del cónsul Klieforth fue enviado a la Secretaría de Estado del país norteamericano. En el texto aparece también la negativa del papa Pío XII a llegar a cualquier tipo de compromiso con el nacionalsocialismo.
El encuentro entre el diplomático estadounidense y el Santo Padre tuvo lugar en 1939, poco después de que Pío XII accediera al papado. Estados Unidos no abrió embajada en el Vaticano hasta 1984.

Primera relacion del Pontifice con el regimen nazi. Convocatoria a los obispos alemanes

Nada más elegido nuevo Papa, Pío XII tuvo que afrontar la cuestión candente y muy delicada de las relaciones con el régimen alemán, concretamente con ocasión de algo tan sencillo como la posibilidad de mandar al Canciller Hitler un mensaje de buena voluntad, como años antes había hecho Leon XIII, con buen resultado, en circunstancias similarmente difíciles. Ante esta cuestión, el Papa Pacelli quiso recabar el consejo de los directamente interesados.
Por eso, es de indudable gran interés, para conocer de primera mano la preocupación por este tema, no sólo del nuevo Pontífice, sino también de los cardenales de habla alemana, la lectura de algunas parte de la relación de la reunión del recién elegido con los cardenales Bertram de Breslau, Schulte de Colonia, Faulhaber de Munich e Innitzer de Viena, publicada en las Actes et documents du Saint-Siège relatifs à la seconde Guerre Mondiale, vol II. El texto de la relación es largo, por lo que seha resumido a sus puntos principales en los que se aprecia lo espinoso del tema de las relaciones con Alemania y la claridad de ideas de Pío XII, que conocía bien el percal.
Pío XII: León XIII, al comienzo de su pontificado, envió un mensaje de paz a Alemania. En mi modesta persona, me gustaría hacer algo parecido (el Papa lee el borrador de una carta en latín) ¿Es correcta? ¿Necesita algún cambio o ampliación? Agradecería infinitamente el consejo de Vuestras Eminencias.
Cardenal Bertram: No me parece que haya nada que añadir.
Cardenal Faulhaber: En una carta de este tipo no se puede expresar ningún deseo concreto. Sólo una bendición. Pero tengo una duda ¿Debe ir redactada en latín? El Führer es muy susceptible con respecto de las lenguas extranjeras. No creo que desee recurrir a los teólogos para que se la expliquen.
Cardenal Schulte: Por lo que se refiere a su contenido me parece excelente.
Pío XII: Podría enviarse en alemán. Si la consideramos como una simple cuestión de protocolo, podría pasar inadvertida la connotación sobre el mal estado de las cosas para la Iglesia. Y nuestra mayor preocupación es el bien de la Iglesia en Alemania. Para mí esa es la cuestión más importante. Quizás podría redactarse en latín y en alemán.
Cardenal Faulhaber: Es mejor enviarla en alemán
Al final, se decidió enviarla en alemán. Se acordó por otro lado que, en el caso de Hitler, no pegaba -ni él apreciaría en absoluto- el saludo habitual en estos casos de “Dilecte Fili”, por lo que el texto definitivo rezaba así:
“Al Ilustre Herr Adolf Hitler, Führer y Canciller del Reich alemán. Al comienzo de nuestro pontificado, deseamos aseguraros que seguimos consagrados al bienestar del pueblo alemán confiado a vuestra dirección. Por él imploramos a Dios Todopoderoso que le conceda la felicidad auténtica que emana de la religión. Recordamos con sumo gusto los muchos días que pasamos en Alemania en calidad de nuncio apostólico, época en la que hicimos todo lo que estaba dentro de nuestro poder para establecer relaciones armoniosas entre la Iglesia y el Estado. Ahora que las responsabilidades de nuestra función pastoral han aumentado nuestras oportunidades, rezamos mucho más fervorosamente para conseguir ese objetivo. Hacemos votos para que, con la ayuda de Dios, el pueblo alemán disfrute de prosperidad y progreso.”

Después de haber decidido la forma definitiva de su carta, el Papa dijo a los cardenales presentes. “Así pues, nos hemos arriesgado a hacer un nuevo intento. Si quieren pelea, no nos asustaremos. Pero el mundo verá que hemos intentado todos los medios para vivir en paz con Alemania”.
A ello siguió una discusión entre los cardenales sobre la posibilidad de romper las relaciones si Hitler no respondía. ¿Debería llamarse al nuncio de Berlín?
Pío XII: Sí, Pío XI estaba tan indignado por lo que estaba ocurriendo en Alemania que una vez me dijo: “¿Cómo puede la Santa Sede seguir teniendo un nuncio allí? ¡Es algo que está reñido con nuestro honor!” El Santo Padre temía que el mundo no entendiera cómo era posible que siguiéramos manteniendo relaciones diplomáticas con un régimen que trataba a la Iglesia de aquella forma. Así que le respondí: “Santidad, ¿De qué nos serviría eso? Si mandáramos llamar al nuncio, ¿Cómo podríamos mantener contacto con los obispos alemanes?” El Santo Padre entendió y se calmó un poco. No, es mejor así. Si el gobierno alemán quiere romper las relaciones, tanto mejor, pero no daríamos prueba de demasiada inteligencia si las rompiéramos nosotros.
Cardenal Bertram: Si, no debe parecer que es la Santa Sede la que rompe.
Pío XII: Algunos Cardenales se han acercado a mí y me han preguntado porqué sigo concediendo audiencias al embajador alemán, después de todo esto. Dicen: “Cómo puede tener la desfachatez de pedir una audiencia” Y yo les respondo: “¿Qué otra cosa puedo hacer?” Debo tratarlo con modales cordiales. No hay otro camino. Romper las relaciones es fácil. Pero ¡sólo Dios sabe las concesiones que tendríamos que hacer para volver a entablarlas! Podéis estar seguros que el régimen no las reanudaría sin concesiones por nuestra parte.
La reunión concluyó con unas palabras sobre los efectos de la persecución del régimen nazi a la Iglesia en Alemania, que curiosamente había acercado más a la gente a la Iglesia:
Cardenal Schulte: El interés general por los asuntos de la Iglesia es mucho más vivo que antes.
Pío XII: Ese es el efecto de la persecución.
Cardenal Schulte: Las iglesias están llenas a rebosar.
Cardenal Initzer: Lo mismo ocurre en Austria.
Pío XII: En ese caso, no hemos de perder la esperanza.
Cardenal Bertram: Es una gran misión infundir ánimo a los sacerdotes. Christus vincit! Con frecuencia digo a los sacerdotes: “Los tiempos en que vivimos no son los peores. Los peores son los de la indiferencia”.(Alberto Royo-Infocatolica)