La imagen que tienen de la Amazonía los organizadores del sínodo, asegura el diario O Estado de S. Paulo, difiere bastante de la realidad. Para empezar, en las circunscripciones amazónicas el derechista Bolsonaro se alzó con la victoria en las pasadas elecciones, el gobernador de la Amazonía brasileña es, desde enero, Wilson Lima, del Partido Social Cristiano, que abandonó el ahora presidente para montar una plataforma propia, y el vicegobernador pertenece al mismo partido que su vicepresidente, Antônio Hamilton Mourão, descendiente de indígenas amazónicos.

El sínodo basará buena parte de sus trabajos en la red eclesial REPAM, un paraguas de distintas organizaciones con representación en otros estados amazónicos, aunque es Brasil el estado con mayor y principal representación. A su vez, esta organización está liderada por dos representantes de la izquierda clerical. El REPAM está encabezado por el cardenal Claudio Hummes, y su ala exclusivamente brasileña, por el obispo emérito misionero Erwin Kräutler, originario de Austria. Ambos son partidarios de abolir el celibato sacerdotal y del sacerdocio femenino y ambos son, naturalmente, de izquierdas. Hummes es amigo personal del ex presidente Lula de Silva, encarcelado por corrupción desde 2018, y Kräutler es habitual de la prensa de izquierdas.

Brasil es uno de los países en los que se percibe que el Papa ha apostado por el caballo perdedor. Porque la derrota de Lula no ha sido solo la cárcel, sino una espectacular derrota electoral de su partido, el Laborista, a manos de la bestia negra de la izquierda. Y el Papa, en su día, estuvo a dos dedos de provocar un serio conflicto diplomático al cuestionar en una carta dirigida al preso la probidad de los tribunales brasileños.

De hecho, la postura papal, partidaria sin apenas disimulo de la derrota de Bolsonaro en las pasadas elecciones, ha hecho que los miembros del nuevo gobierno vean en la Iglesia Católica, en buena parte de la jerarquía brasileña y en la propia Curia romana a enemigos declarados.

Bolsonaro se ha apoyado masivamente en las nuevas iglesias protestantes que ven crecer sus filas como la espuma gracias al abandono en manada de una Iglesia católica cada vez más escorada a la izquierda y más ajena a toda pretensión sobrenatural.

La ABIN señala en su informe que la intención de la Iglesia consiste en crear un “segundo” sacerdocio centrado en la acción política, por medio, en parte, de la cuestión ecológica, en el explosivo entorno latinoamericano. Sus conclusiones confirman la impresión que tienen mucho en la esfera política brasileña, de que Francisco actúa más como un político que como un pastor.