Está en curso en Estados Unidos un claro movimiento de retorno a la exclusividad masculina en el servicio del altar, de forma que los monaguillos sean sólo niños. Las diócesis de Lincoln (Nebraska) o Ann Harbor (Michigan) abrían el camino, y la catedral de Phoenix lo seguía.
El rector del templo, John Lankeit, aducía razones contundentes: las vocaciones sacerdotales surgen en buena medida de las labores como monaguillo, y el acceso a esta función de las niñas estaba disminuyendo el número de monaguillos varones. Se calcula que entre el 85% y el 90% de los sacerdotes fueron monaguillos en su infancia, pero como comentó en una cena con sacerdotes el hoy arzobispo de París, André Vingt-Trois, cuando era arzobispo de Tours, "cuando llegan las niñas, los niños desaparecen".