Abusos en sus múltiples formas: sexual, verbal, emocional, o cualquier uso inapropiado del poder en las relaciones que merman la dignidad y el desarrollo sano de la víctima.
Por medio de una Declaración hecha pública recientemente, las religiosas manifiestan que “permanecemos al lado de las mujeres valientes y de los hombres que han presentado informes sobre los abusos a las autoridades”.
“Condenamos a los que mantienen la cultura del silencio y el secreto, a menudo bajo la apariencia de protección de la reputación de una institución o como parte de la propia cultura. Abogamos por informes civiles y penales transparentes de los abusos tanto en las congregaciones religiosas, en las parroquias y en los distintos ámbitos diocesanos, como en cualquier espacio público”.
“Pedimos que cualquier religiosa que haya sufrido abusos informe sobre este a la responsable de su congregación, a la Iglesia y a las autoridades civiles según se considere más conveniente. Si la UISG recibe un informe de abuso, escuchará directamente a la persona y la ayudará a actuar con valentía y presentar la denuncia a las organizaciones apropiadas”.
“Nos comprometimos a trabajar en colaboración con las autoridades civiles y de la Iglesia para ayudar a los que han sufrido abusos a sanar el pasado a través de un proceso de acompañamiento, búsqueda de la justicia e inversión en la prevención de abusos a través de la formación en colaboración y programas de educación para niños, mujeres y hombres. Deseamos tejer la solidaridad en estas situaciones que deshumanizan y contribuir en la nueva creación en todo el mundo”, concluye la declaración de la UISG.