Los prelados manifestaron especial preocupación por la necesidad de un permiso especial para la estancia en el país por parte de los sacerdotes provenientes del extranjero. Además, la normativa prevé un control total de los ingresos por parte de la Administración Estatal y un permiso especial necesario para recibir donaciones del extranjero. Todas estas medidas afectan directamente a la Iglesia Católica, que representa menos del 1% de la población total del país
Además de estas reformas, los Obispos criticaron los subsidios estatales concedidos a ciertos grupos religiosos como los ortodoxos y musulmanes, lo cual representa una discriminación en contra de las denominaciones religiosas bulgaras tradicionales, como la Iglesia Católica.

Además del rechazo por parte de los Obispos católicos, diversas denominaciones religiosas manifestaron sus objeciones a la norma, al igual que un grupo de científicos de la Academia de Ciencias de Bulgaria. En respuesta a las críticas se formó un grupo de trabajo con representantes religiosos y se prometió realizar cambios en una segunda votación de la reforma. Los católicos de Bulgaria representan un 0.7% de la población total de siete millones de habitantes, siendo la religión más popular la Iglesia ortodoxa con un 60% de los ciudadanos.

Con información de KAI.