"Cada uno de nosotros tiene su propia historia. Cuando yo pienso en la mía, veo muchas cosas buenas y muchas cosas malas", comentó este domingo, Día Internacional del Migrante.
El papa Bergoglio confesó a cinco personas en la iglesia, entre ellas a un refugiado y a un mendigo de entre los más de cien con los que mantuvo un encuentro privado en una sala de oración contigua a la basílica.
Francisco instó a estas personas, cuya nacionalidad no ha transcendido, a "compartir las cosas buenas" cuando se encuentren "en familia" y a contar además cómo han "salido de las cosas malas".
"Compartid también la fe que habéis recibido de vuestros padres, que siempre os ayudará a seguir adelante. Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán", dijo.
Francisco finalizó la visita a los refugiados agradeciéndoles la acogida, tras afirmar que entre ellos se sintió "como en casa".
"Puedo hacer visitas educadas y de protocolo, pero no hay este calor", dijo a los refugiados.(Religión Digital)