“[El Obispo Mutsaerts] ha informado al Papa Francisco que no cree que sea el momento adecuado para celebrar un sínodo sobre la juventud, considerando los estudios y las noticias sobre abusos sexuales que han surgido en, entre otros lugares, América”, reza la nota hecha pública por el obispado de ‘s-Hertogenbosch. “Opta, en consecuencia, por no participar en dicho evento”.

Mutsaerts, primera y única elección de la Conferencia Episcopal Holandesa para representar a la iglesia nacional en el sínodo de tres semanas que se celebrará próximamente en Roma, ya se desmarcó recientemente del consenso de filas cerradas de su propio episcopado cuando corregió a su propio superior, Gerard de Korte, cuando este declaró que el Informe Viganò era un intento de los conservadores de instrumentalizar el abuso infantil para atacar al Papa.

Además, Monseñor Mutsaerts, el más joven miembro de la Conferencia Episcopal Holandesa, ha criticado duramente el silencio de Francisco ante las acusaciones vertidas por el arzobispo Viganò.

El episcopado holandés ya le ha buscado sustituto para representar a la Iglesia holandesa en en el sínodo, Monseñor Everard de Jong, obispo auxiliar de Roermond.

Si Mutsaerts es, como todo parece indicar, un prelado ortodoxo y celoso de la fe, parece haber tomado la decisión adecuada y no solo por la inoportunidad de celebrar un sínodo en un momento en que la Iglesia necesita urgentemente respuestas y medidas que atajen el problema de los abusos y la penetración de redes LGBTI en la Iglesia, sino también por la composición del equipo sinodal.

En ella destacan los más estrechos colaboradores de la ‘revolución bergogliana’: el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Arzobispo de Munich y miembro del consejo de cardenales, el C9; el cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, que ha declarado que el Papa tiene cosas más importantes de qué ocuparse que el escándalo de los abusos, como el medio ambiente y la inmigración; el Cardenal Joseph Tobin, Arzobispo de Newark, famoso por un equívoco tuit se carácter romántico y por negar que sospechara de su amigo y protector McCarrick lo que sabía hasta el último seminarista; el Padre Antonio Spadaro, director del órgano jesuita La Civilta Cattolica y que la última vez que miramos no era obispo, famoso por su declaración de que a veces 2 + 2 = 5; y el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la defenestrada Academia Pontificia por la Vida y gran canciller del purgado Insitituto Juan Pablo II de Roma.