Según la información divulgada por Asia News, las medidas fueron divulgadas a través de internet el día 10 de septiembre y anuncian la necesidad de una licencia gubernamental para que las Iglesias puedan contar con una página web. Además de este requisito, las transmisiones que se realicen en línea no podrán incluir servicios religiosos, oraciones ni predicaciones.
El documento recibe el nombre de "Medidas para la Administración de la Información Religiosa en el Internet" y establece la necesidad de un proceso de certificación mediante el cual los sitios web de naturaleza religiosa harán constar que su contenido es aceptable políticamente. Las páginas web dedicadas a promover la conversión o la evangelización están prohibidas y los recursos de catequesis y formación en la fe deben estar restringidos a redes internas a las cuales se podrá acceder a través de nombres de usuarios registrados y contraseñas ,por lo cual los documentos no estarán públicamente disponibles.
La organización China Aid, dedicada a la promoción de la libertad religiosa en el país, denunció la gravedad de estas disposiciones y del proceso de sinización adelantado por el Presidente Xi Jinping. "Ahora que el Partido Comunista Chino ha comenzado a quemar Biblias y a coercionar a millones de creyentes de la fe cristiana y otras religiones minoritarias incluso a firmar una declaración escrita en la cual renuncian a sus creencias religiosas básicas, la comunidad internacional debería de estar alarmada e indignada ante esta violación patente de la libertad de religión y de creencia y demandar que el régimen chino detenga y ponga remedio a este camino peligroso", declaró la organización.

Declaraciones de renuncia a la fe, destrucción de símbolos religiosos y mobiliario empleado por los creyentes,a demás de quema de Biblias fueron registrados el pasado 05 de septiembre y divulgados por el diario The Washington Post. Los hechos, según China Aid, son los primeros de esta gravedad desde la llamada "Revolución Cultural" desatada por Mao en los años 1966 a 1976 y que significó el período de más intensa persecución a la fe en China.