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El paganismo nórdico crece en Islandia
16 - 07 - 2018 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

La asociación de la fe de los Æsir’ -Ásatrúarfélagið-, que ha pasado de los 570 fieles en 2002 a los actuales 3.900, terminará este año el primer templo dedicado a Odín y Thor que se levanta en Islandia desde hace más de mil años. (Fuente: Infovaticana)

Cada vez que se habla de la acelerada descristianización de Europa, las imágenes que suelen venirnos a la cabeza son de pérdida de religiosidad o las crecientes conversiones al islam. No es en absoluto una idea equivocada, pero junto a la alternativa atea y agnóstica e incluso frente al crecimiento del islam en nuestras tierras, un número pequeño pero creciente de europeos -especialmente, entre los grupos identitarios- aboga por una vuelta a lo que había antes de que se extendiese la fe de Cristo: el paganismo.

Naturalmente, con matices imporantes. No es probable que nadie en el S. XXI vaya a tomarse en serios los mitos y la mitología pagana. Pero esa dificultad la salvan los neopaganos, cuenta The Guardian en un reportaje, considerando los mitos como metáforas que encierran verdades espirituales.

Viene a ser una especie de ‘paganismo Ikea’: hágaselo usted mismo; más bien un panteísmo difuso, perfecto para el mercado y el individualismo del hombre moderno, que suma así al infinito surtido de bienes de consumo a su alcance uno más: excusas para adorar y una vaga ‘espiritualidad’.

En el caso islandés, los devotos del Ásatrúarfélagið ven en su vieja religión una forma de apuntalar valores tradicionales y otros más de hoy, como la tolerancia y el respeto al medio ambiente.

El primer templo, que llevará el nombre de Hof Ásatrúarfélagsins, está previsto que abra al culto en 2018, diseñado por el arquitecto islandés y miembro de la asociación Magnús Jensson y se le dio una forma para que subraye una estrecha relación con la tierra, el cielo y el sol. El templo tendrá una capacidad máxima de 250 personas para ceremonias religiosas y conciertos.

El vacío debe llenarse; la religiosidad es un impulso humano primario, y la historia no nos ha dejado testimonio de una civilización atea que haya prosperado. Las que conocemos más recientes, las comunistas, además de fracasar estrepitosamente tendían a hacer de la ideología un sucedáneo de la religión.

No es probable que el Hof Ásatrúarfélagsins sea el último templo que se levante en Europa a los viejos dioses, ni siquiera que se expanda la moda neopagana con variantes más o menos pintorescas. Lo deseable, desde nuestro punto de vista, es que el neopagano acabe como acabó el pagano antiguo: convirtiéndose al cristianismo.