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El Patriarcado de Moscú y el “cisma ucraniano”
02 - 07 - 2018 - INTERRELIGIOSO - Otros

No disminuyen las disputas intra-ortodoxas sobre el posible reconocimiento de una Iglesia ortodoxa ucraniana independiente. Los patriarcas de Moscú y Constantinopla exponen sus razones. Según el Papa, las Iglesias católicas «no deben intrometerse en las cosas internas de la Iglesia rusa, ni siquiera en las cosas públicas» (Fuente: Lastampa.it)

En Ucrania «correrá la sangre», si se legitima canónicamente la creación de una Iglesia ortodoa nacional, fuera del control del Patriarcado de Moscú, y los “cismáticos” tratarán de apoderarse de los santuariossímbolo de la memoria ortodoxa ucraniana, como el Monasterio de las Grutas de Kiev. Lanzó la infausta profecía el metropolitano ruso Hilarion Alfeyev, vocero del Patriarcado de Moscú en el escenario internacional. Lo hizo en una entrevista con la agencia de información eclesial “Romfea”, un sitio en línea greco-ortodoxo considerado en sintonía con el Patriarcado de Moscú.


El mensaje tremendo representa el pasaje más sorprendente de entre todas las cosas importantes que contiene la entrevista. A través de la agencia griega “amiga”, el influyente representante de la Ortodoxia rusa no dejó de ofrecer detalles e información reservada para que los ortodoxos de lengua griega conozcan la visión del Patriarcado de Moscú sobre la “cuestión ucraniana”, que está complicando las relaciones en la familia de las Iglesias greco-ortodoxas.


Detrás de la intención de crear una Iglesia ortodoxa ucraniana independiente del Patriarcado de Moscú, sostuvo Hilarion, hay «tres fuerzas»: la actual clase política ucraniana, los ortodoxos “cismáticos” del autoproclamado Patriarca Filarete de Kiev y los “uniatos” de la Iglesia greco-católica ucraniana. Cada una de estas realidades, afirmó Hilarion, actúa «según sus propios intereses». Según el encargado de la oficina para las relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, los líderes políticos ucranianos están buscando un argumento que les ayude a ganar las elecciones, cosa que el jerarca ruso considera improbable por el momento, «teniendo en cuenta la baja aceptación de las fuerzas en el poder». En cambio, los seguidores del autoproclamado Patriarcado ortodoxo de Kiev (no reconocido canónicamente por ninguna de las Iglesias ortodoxas) querrían «legitimar todo lo que han hecho en los últimos 25 años». Los greco-católicos ucranianos apostarían, en cambio, por «debilitar la Ortodoxia», puesto que para ellos la nueva Iglesia nacional ucraniana «debería estar unida al Sucesor de Pedro» y dejar de ser «ortodoxa» para convertirse en «católica».


Hilarion reflexiona también sobre la reciente visita que hicieron a El Fanar, sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, los representantes de la Iglesia ortodoxa ucraniana todavía vinculada con el Patriarcado de Moscú. El metropolitano ruso ofreció un resumen detallado de ese encuentro para desmentir que el Patriarca Bartolomé tenga la voluntad de ofrecer apoyo canónico al proyecto de una Iglesia nacional ucraniana independiente. Hilarion rechazó algunas explicaciones históricas (atribuidas al metropolitano Ioannis de Pérgamo, importante teólogo del Patriarcado de Constantinopla), según las cuales la incorporación bajo el Patriarcado de Moscú de la metropolía de Kiev, primero bajo la Iglesia de Constantinopla, fue canónicamente dispuesta en 1685 como medida temporal y, por lo tanto, revocable. De cualquier manera, insistió Hilarion, en las conversaciones con la delegación ucraniana el mismo patriarca Bartolomé «subrayó que para él un cisma es un cisma, y considera Filerete Denisenko (el autoproclamado “Patriarca” de Kiev, ndr.) como causa del cisma». Según el mismo Hilarion, el Patriarca Bartolomé habría dicho que son «enemigos del Patriarcado de Constantinopla» quienes difunden rumores falsos sobre un presunto documento de concesión de la autocefalia de la Iglesia ucraniana ya preparado por el mismo Patriarcado ecuménico.


Las preocupaciones eclesiales de Bartolomé


En realidad, la “cuestión ortodoxa” ucraniana sigue pendiente. El Patriarca Bartolomé, el pasado 11 de junio, en un mensaje difundido por el Patriarcado ecuménico, recordó el deber de la Iglesia de Constantinopla de buscar soluciones a la cuestión ucraniana, para «volver a conducir a todos a la verdad y a la canonicidad de la Iglesia». En esa ocasión, Bartolomé recordó que «cuando un hermano es definido cismático o hereje, y, mucho más, cuando un pueblo entero es definido tal, por lo que acaba encontrándose fuera de la canonicidad de la Iglesia, entonces estamos llamados, todos, sin reservas, a ponernos espiritualmente en alerta». Por ello, una delegación del Patriarcado de Constantinopla está haciendo una visita entre las Iglesias ortodoxas autocéfalas (en estos días el metropolitano Emanuel visitó el Patriarcado greco-ortodoxo de Alejandría), con la intención de escuchar los pareceres de cada una sobre la posibilidad de conceder la autocefalia a una Iglesia nacional ucraniana. El próximo 9 de julio, refirió Hilarion, la delegación del Patriarcado ecuménico también visitará el Patriarcado de Moscú.


Esta ulterior complicación de la situación hace más evidente el error que cometió el Patriarcado de Moscú en 2016 al boicotear el Concilio panortodoxo de Creta, menospreciando esa cumbre conciliar en la que habrían podido afrontar también los malestares ortodoxos concentrados alrededor de la cuestión ucraniana. Ahora, Hilarion reconoce que «lo más importante» es comenzar un diálogo apropiado entre el Patriarcado ecuménico y el Patriarcado de Moscú, evitando intercambios de opiniones «a través de los medios de comunicación» y «entrando en la negociación» con la conciencia de que «la Iglesia ortodoxa rusa está interesada, cuanto la Iglesia de Constantinopla, en conducir a los cismáticos a formar parte nuevamente de la Iglesia». Al mismo tiempo, el metropolita ruso no renunció a dar una estocada al metropolita de Pérgamo, Ioannis, atribuyéndole una visión sobre la cuestión ucraniana basada en una «lectura facciosa» de fuentes de hace 300 años.


La cita en Bari


Fuentes rusas indican que será «muy probable» la presencia de Hilarion en el encuentro con los Patriarcas y jefes de las Iglesias del Medio Oriente al que convocó el Papa Francisco en Bari, el próximo 7 de julio. Pero las disputas intra-ortodoxas sobre la cuestión ucraniana no deberían afectar el encuentro, con el que se pretende rezar y afrontar juntos las emergencias de los cristianos en el Medio Oriente. En el orden del día están los problemas vitales y los riesgos concretos que afrontan las Iglesias que sufren en los países de la región, y todo esto desplaza a un segundo plano las disputas jurisdiccionales dentro de la Ortodoxia. El mismo Papa Francisco trata de neutralizar las tentaciones de los líderes ortodoxos de utilizar a la Iglesia católica como “aliado” para que prevalezca la propia postura en las contraposiciones internas: «La Iglesia católica, las Iglesias católicas», aclaró el obispo de Roma el pasado 30 de mayo, ante una delegación rusa de ortodoxos, guiada precisamente por Hilarion, «no deben intrometerse en las cosas internas de la Iglesia ortodoxa rusa, ni siquiera en las cosas políticas». En esa ocasión, refiriéndose indirectamente a las peticiones de la Iglesia greco-católica ucraniana de ser reconocida como Patriarcado, también insistió que «la Iglesia católica nunca permitirá que de los suyos nazca una actitud de división. No nos permitiremos nunca hacer esto, no lo quiero. En Moscú (en Rusia) hay un solo Patriarcado: el de ustedes. Nosotros no tendremos otro».