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El Cardenal Müller alerta contra la "mundanización" de la Iglesia
29 - 06 - 2018 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Hay en la jerarquía católica un sector significativo que se ha ‘rendido’ al mundo y sus modas ideológicas y solo aspira a convertir la Iglesia en un ‘nicho’ en el que vivir tranquilos, advierte el Cardenal Gerhard Müller, ex prefecto para la Doctrina de la Fe, en una entrevista concedida al Catholic World Report. (Fuente: Infovaticana)

“Consideran que la secularización y la descristianización de Europa son fenómenos irreversibles”, sostiene Müller. “Por eso la Nueva Evangelización -el programa de Juan Pablo II y Benedicto XVI- es en su opinión una batalla contra el rumbo objetivo de la Historia, parecida a la batalla de Don Quijote contra los molinos. Buscan para la Iglesia un nicho en el que puedan sobrevivir en paz. Por tanto, todas las doctrinas de la fe que se oponen a la corriente principal, al consenso social, deben reformarse”.

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Aunque Müller se refiere aquí específicamente a los obispos alemanes, cuyas decisiones pastorales -desde las bendiciones a parejas homosexuales a la intercomunión- llevan un tiempo en la dirección que apunta el cardenal y cuyo criterio tiene un especial peso en la nueva Curia vaticana, sus palabras podrían aplicarse, quizá en menor medida, a toda la Iglesia occidental.

Y es una pena que Su Eminencia haya elegido para hablar con tan refrescante claridad hasta después de su cese en favor de Luis Ladaria, porque el mensaje es verdaderamente urgente y necesario y hubiera tenido mucho mayor paso de haberlo expresado desde la congregación que presidía, guardiana del depósito de la fe.

Müller esboza una lista de las demandas de reforma que están a la espera en este abusivo ‘aggiornamento’: bendiciones para parejas homosexuales, intercomunión con los protestantes, relativizar la indisolubilidad del matrimonio sacramental, la introducción de ‘viri probati’ y, con ello, la abolición del celibato sacerdotal y la aprobación de relaciones sexuales antes y fuera del matrimonio.

“Los fieles que se toman en serio la doctrina católica son tachados de conservadores, marginados y expuestos a la campaña de difamación de los medios progresistas y anticatólicos”, añade Müller.

Es la absoluta relativización de la fe, que pasa a ser “solo una variable más en la política de poder intraeclesial”. Müller no se muerde la lengua al considerar que muchos de los consensos privados y de las declaraciones a periodistas del Papa Francisco están “lejos de ser católicos”, y lamenta que sirvan a muchos como justificación para “aguar” verdades definitivas e infalibles de la fe en un proceso que define como de “protestantización descarada”.

Recuerda, en fin, que hay una “dimensión martirológica” del ministerio petrino y que, si hoy para muchos católicos ser aceptado por los medios parece más importante que la fe, Pedro y Pablo “no fueron celebrados por los príncipes de este mundo como héroes, sino ridiculizados como Cristo en la cruz”

En la cuestión de la comunión a los luteranos, Müller es tajante: “Ningún obispo tiene autoridad para administrar la Sagrada Eucaristía a cristianos que no están en plena comunión con la Iglesia”, y aclara las excepcionalísimas ocasiones en que puede administrarse a un protestante la comunión como viático, si confiesa la fe católica y es por tanto católico de corazón si no todavía un converso oficial.

Pero “no hay futuro en un ‘Cristianismo light”, insiste Müller. Todavía quedan mucha gente que vive de su fe, que ama a Cristo y a su Iglesia. “Necesitamos sacerdotes y obispos llenos de celo por la casa de Dios, que se dediquen por completo a la salvación de los seres humanos en el peregrinar hacia nuestra eterna morada”.