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Francisco: Si no se vive la fe vence el príncipe de este mundo
10 - 01 - 2014 - PAPADOS - Francisco

La fe lo puede todo y «vence al mundo». Los cristianos convencidos a medias están derrotados, y la Iglesia está llena de estos cristianos: «convencidos a medias», por lo tando «derrotados». Para vencer es necesario encomendarse a Dios. Lo dijo Papa Francisco durante la Misa de hoy.

El Pontífice basó su homilía en el pasaje de la Primera Lectura de hoy de San Juan, en el que el apóstol «insiste» sobre «esa palabra que, para él, es como la expresión de la vida cristiana»: «Permanecer en el Señor». Y este «permanecer en el amor» de Dios es obra del Espíritu Santo y de nuestra fe, y crea un efecto concreto, una victoria: «Quien permanece en Dios, quien ha sido generado por Dios, quien permanece en el amor vence al príncipe del mundo y la victoria es nuestra fe. De nuestra parte, la fe. De parte de Dios (por ello, “permanecer”), el Espíritu Santo que hace esta obra de gracia. De nuestra parte, la fe. ¡Es fuerte! Esta es la victoria que ha vencido al mundo: ¡nuestra fe!. ¡Nuestra fe lo puede todo! ¡Es victoria!».


Francisco también dijo que «sería hermoso que repitiéramos esto, también nosotros, porque a veces somos cristianos derrotados. Pero la Iglesia está llena de cristianos derrotados, que no creen en esto, que la fe es victoria, que no viven esta fe, porque, si no se vive esta fe, surge la derrota y vence el mundo, el príncipe del mundo».




El Pontífice recordó que el Hijo de Dios alaba la fe de la cananea, o del ciego de nacimiento, y afirmó que los que tienen fe como una semilla de mostaza pueden mover montañas. «Esta fe nos exige a todos dos actitudes: confesarse y confiarse». «La fe es confesar a Dios –explicó Bergoglio–, pero el Dios que se nos ha revelado a nosotros, desde el tiempo de nuestros padres hasta ahora: el Dios de la historia. Esto es lo que hacemos todos los días al recitar el Credo. Una cosa es recitar el Credo con el corazón y otra como loros, ¿no? Creo, creo en Dios, creo en Jesucristo, creo… ¿Creo en lo que digo? ¿Esta confesión de fe es verdadera o la digo de memoria porque se debe decir? ¿O me creo la mitad? ¡Confesar la fe! ¡Toda, no una parte! ¡Toda!». Y esta fe «hay que custodiarla toda, como nos ha llegado a nosotros, por el camino de la tradición: ¡toda la fe! ¿Y cómo puedo saber si confieso bien la fe? hay un signo: el que confiesa bien la fe, toda la fe, tiene la capacidad de adorar, adorar a Dios».

«Nosotros sabemos como pedir a Dios, como darle gracias», prosiguió el Papa, pero adorar a Dios, alabarlo «¡es algo más! Solo quien tiene esta fe fuerte es capaz de adorar». Francisco añadió: «Me atrevo a decir que el termómetro de la vida de la Iglesia es un poco bajo en esto: hay poca capacidad de adorar, “no tenemos mucha, algunos sí…”. Y esto “porque en la confesión de la fe nosotros no estamos convencidos, o nos convencemos a medias». Por tanto, destacó el Papa, la primera actitud es la de confesar la fe y custodiarla. La otra actitud es «confiarse».


«El hombre y la mujer que tienen fe se confía al Dios: ¡se confía! Pablo, en un momento de oscuridad de su vida, decía: ‘Sé bien en quien me he confiado’. ¡A Dios! ¡Al Señor Jesús! Confiarse: y esto nos lleva a la esperanza. Así como la confesión de la fe nos lleva a la adoración y a la alabanza a Dios, el confiarse a Dios nos lleva a una actitud de esperanza. Hay muchos cristianos con una esperanza aguada, no fuerte: una esperanza débil ¿Por qué? Porque no tienen la fuerza y la valentía de confiarse al Señor. Pero si nosotros los cristianos creemos confesando la fe, también custodiando, custodiando la fe y confiándonos a Dios, al Señor, seremos cristianos vencedores. Y esta es la victoria que ha derrotado al mundo: ¡nuestra fe!».